Donna M. White nos ofrece en su espacio en Psychcentral cinco consejos para lograr sentirnos cómodos y felices en el trabajo. Al fin y al cabo, para los que tienen un empleo, la oficina o el lugar de trabajo es el espacio en el que pasan una gran parte de horas durante el día. Vale la pena tratar de convertirlas en agradables. Según la experta, el bienestar en el trabajo debe comenzar con un cambio de perspectiva. Si nos centramos constantemente en las cosas que no tenemos, no invertimos mucho tiempo en buscar lo bueno en las cosas que sí que tenemos.
En todas las empresas hay personas desagradables, obstáculos, exceso de trabajo y de burocracia, personas exigentes, estrés. Podemos minimizarlas, pero debemos ser conscientes de que siempre existirán y, por lo tanto, no centrarnos en lo que no tenemos, sino en lo que tenemos.
¿Cómo cambiar la perspectiva?
1. Haz pausas entre horas de trabajo: tu rendimiento mejorará. ¿Cuántas veces comemos delante del ordenador porque nos ha llegado un mail súper importante que tenemos que pensar y responder con detenimiento? ¿Cuántas veces dejamos de ir al baño por el mismo motivo? No levantarse de la silla no es bueno ni en términos físicos ni en términos psicológicos. Hay que estirar las piernas, “desengarrotar” cuerpo y mente y darse un rato para pensar en otras cosas. Y la ciencia lo ha constatado con varias cosas que deberían convencernos. Por ejemplo, parece ser que los momentos “Eureka” se producen cuando estamos distraídos, como indicó Carlos Martínez recientemente en otro post. O también se ha constatado recientemente que un simple paseo podría mejorar las funciones cognitivas y el rendimiento.
2. Crea tu propio espacio. Como ya hemos indicado, pasamos en el lugar de trabajo casi tantas horas como en casa (algunos más), de modo que una manera de sentirnos mejor es crear un espacio familiar y cómodo para nosotros mismos. Como indica White, un toque personal puede arrancarnos de vez en cuando una sonrisa inesperada y favorecer un momento de relajación. Es bien sabido que la sonrisa refuerza la felicidad.
3. Tómate un tiempo para respirar de forma consciente. Respirar se puede hacer en cualquier lugar y es gratis. En en un lugar tranquilo, quizás en una de las pausas, cierra los ojos, relaja tus músculos y centra tu atención en la respiración. Respira profunda y lentamente, siendo consciente de la forma en la que se va relajando.
4. Rodéate de compañeros positivos. No olvidemos que el mal humor puede expandirse como un virus, así como el buen humor. En situaciones estresantes o complicadas, no hay nada peor que rodearse de personas tóxicas o negativas que no ayudan a sacar lo bueno de alguien. Algo parecido ocurre con el cotilleo: puede ser divertido, pero es dañino y puede generar situaciones tensas y muy negativas.
5. Desconecta cuando salgas del trabajo. Es fácil decirlo, pero es necesario y obligado si no queremos caer enfermos. Si en un momento determinado no pueden tomarse unas vacaciones (por no disponer de días o de presupuesto, por ejemplo), sí hay que asegurarse de dejar el trabajo en el trabajo y volver a casa para disfrutar de actividades no laborales: familia, amigo, parejas, ocio. El mejor trabajador acostumbra a ser el que logra un equilibrio adecuado entre su vida personal y la laboral.
Tomar la responsabilidad de uno mismo
Es indudable que los jefes, el entorno, los compañeros o, en caso de ser el jefe, los empleados, pueden influir en el bienestar y la felicidad en el trabajo. No obstante, la responsabilidad de cómo uno vive y se relaciona con todos estos elementos es de cada uno. Ciertamente no puedes controlar muchas de las cosas que te pasan, pero sí puedes decidir como las vives y de qué manera las vives. Siempre y cuando no haya actitudes enfermizas (acoso o moving), estar bien en el trabajo depende mucho de uno mismo.
Sólo uno mismo puede detectar qué es lo que le hace feliz e infeliz, hacerlo consciente y transmitirlo a quien sea necesario para cambiar la situación. Esa es otra: sólo cambiaremos estados de incomodidad si actuamos nosotros, no si esperamos siempre a que sean los otros quienes lo hagan. Y como la felicidad en el trabajo afecta de manera directamente proporcional en nuestra vida personal, de nosotros depende cambiar la situación. No hay que dar siempre la culpa a los jefes o a los compañeros de lo que pasa. Siempre tenemos la opción de buscar una alternativa que nos haga más felices si lo que hemos hecho hasta ese momento no funciona.
Evita comparaciones (todos tenemos fortalezas y debilidades), no te obsesiones con lo que no dependa de ti, no prometas más de lo que puedas dar sólo para quedar bien (puede ser contraproducente y comprometerte), ríete de ti mismo y de tus debilidades (sólo quienes saben reconocerlas se ganan el respeto a la larga) y no quieras ganar todas las discusiones (siempre habrá un 50% de la población que no estará de acuerdo contigo). Todo son acciones que puede hacer uno mismo, sin depender de otros, y que pueden ayudarnos en el empeño de lograr un mayor bienestar en el trabajo.
Fuentes | Psychcentral, equiposytalento.com
Imagen | Nic McPhee