En nuestra vida cotidiana, mientras caminamos por la calle o posamos la vista en cualquier objeto o situación, nuestro cerebro reconoce muchos objetos significativos en la escena visual. Sin embargo, en última instancia, en realidad somos conscientes de sólo un puñado de esos objetos. Investigadores de la Universidad de Arizona (UA) acaban de publicar en la revista Psychological Scienc un estudio en el que aseguran que el cerebro procesa y entiende entradas visuales que no percibimos conscientemente. Así, el cerebro trabajaría para proveernos la mejor y más útil interpretación posible del mundo visual, que no tendría por qué incluir todos los datos de esta entrada visual.
El hallazgo desafía los modelos actualmente aceptados sobre cómo el cerebro procesa la información visual. El autor principal del trabajo es un estudiante de doctorado en el Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias de la UA, Jay Sanguinetti. Para llevarlo a cabo, mostró a los participantes en el estudio de una serie de siluetas negras, algunas de las cuales contenían objetos significativos y reales escondidos en los espacios en blanco en las partes exteriores. Junto con otros investigadores, empleó electroencefalograma para controlar las ondas cerebrales de los sujetos mientras observaban los objetos.
¿Procesa el cerebro el significado de los objetos que se encuentran en la parte exterior de las siluetas? O dicho de otra manera: ¿procesa el cerebro estas formas ocultas en el nivel de lo que denominaríamos de significado, incluso cuando el sujeto no los ve de forma consciente? Ésta es la pregunta que se hacían los científicos. La respuesta, de acuerdo con los resultados, es un contundente sí.
El análisis de las ondas cerebrales de los participantes del estudio indicó que, incluso cuando no hay un reconocimiento consciente de las formas en la parte exterior de la imagen, los cerebros las procesan al nivel de comprensión de su significado. Se produce una especie de “firma cerebral” para su procesamiento significativo, como indican los expertos.
Este nivel de significado se da en un momento pico en las ondas cerebrales denominado N400. En este momento, el cerebro reconoce un objeto y lo asocia con un significado particular. Este momento se da 400 milisegundos después de que se muestre una imagen (menos de medio segundo). La presencia del pico N400 en las ondas indica que los cerebros de los sujetos reconocen el significado de las formas en el exterior de la figura. En ese momento, mostrado en el electroencefalograma, si bien los participantes no veían de forma consciente esas formas, la firma cerebral indica que sí que se había producido una significación inconsciente de las mismas.
Los investigadores acabaron de constatar estos hallazgos cuando comprobaron, en controles que miraban las siluetas sin nada alrededor, que el pico N400 no aparecía en sus electroencefalogramas.
El cerebro rechaza el procesamiento consciente
¿Por qué no llegamos a reconocerlos de forma consciente? Según los científicos, el cerebro rechaza estas “visualizaciones” como interpretaciones, es decir, como formas de percepción consciente, de modo que al final no llegamos a tener conocimiento de las mismas.
Este hallazgo ha conducido a que los científicos se hagan una nueva pregunta: ¿por qué el cerebro procesa el significado de una forma cuando, en última instancia, ésta no va a percibirse conscientemente? Claro está, una opinión tradicional sería que el cerebro estaría desperdiciando recursos, algo incomprensible al asumir que el cerebro gasta un montón de energía para el procesamiento del significado de las cosas. Los investigadores dan la vuelta a esta explicación: de hecho, el cerebro está decidiendo lo que va a percibir, y es el procesamiento de toda la información lo que le permite determinar cuál es la mejor interpretación o aquello que va a pasar a la conciencia. Encontrar la mejor interpretación sería, entonces, el verdadero trabajo del cerebro, y es algo que podría variar según la situación.
Por lo tanto, los investigadores sugieren que el cerebro podría haber evolucionado con objeto de filtrar e identificar, a través de la barrera de la información visual, aquellas cosas que son más importantes para nosotros y que debemos percibir conscientemente (amenaza o recursos tales como alimento). En el futuro, Sanguinetti y sus colaboradores planean identificar las regiones específicas del cerebro donde se produce la transformación del significado.
Fuente | Sciencedaily
Imagen | Patrick McArdle/UANews