Desde el momento en que el ser humano empezó a salir sin pudores del armario, se han dado cuestiones de mucha polémica, la sociedad se hace dos preguntas en especial: ¿Está bien que los homosexuales se casen? y ¿Debemos permitir que las parejas homosexuales adopten?
Fuera de discusiones acerca de si el matrimonio es por definición un enlace entre un hombre y una mujer o acerca de lo antinatural de que dos hombres o dos mujeres tengan un hijo, existen razones respaldadas por estudios científicos que argumentan a favor de que las parejas homosexuales adopten niños.
A pesar de la cantidad de métodos anticonceptivos de los que disponemos, las parejas heterosexuales siguen teniendo “embarazos accidentales” con demasiada frecuencia. Por supuesto, esto no quiere decir que esos padres no sean unos buenos padres o que no quieran a sus hijos, pero muchos de ellos no tienen los recursos necesarios para criar al niño con comodidad, de hecho, esa puede que fuese una de las razones por las que no estaban buscando un bebé.
Por el contrario, las parejas homosexuales generalmente han planeado tener un bebé, superar los límites biológicos adoptando, encontrar un donante de esperma o utilizar métodos de fertilización in vitro. Tras superar todos estos obstáculos, las parejas homosexuales tienden a estar más motivadas y comprometidas que la media de las parejas heterosexuales.
Las parejas homosexuales son una gran oportunidad para los niños que esperan ser adoptados, especialmente los que más lo necesitan. Se estima que el 60% de las parejas homosexuales adoptan niños de otras razas, lo cual es importante ya que estos niños lo tienen más difícil para salir del sistema de adopción. Además, el 25% de los niños adoptados por familias homosexuales tienen más de 3 años, cuando la mayoría de las familias heterosexuales que adoptan escogen niños más pequeños.
Los niños criados por parejas homosexuales afirman que la educación que les dieron sus padres les enseñó a tener una mente abierta y a ser empáticos.
“Estos niños sentían que eran libres de perseguir una amplia gama de intereses”, dijo Goldberg. “Nadie les estaba diciendo, ‘Oh, no puedes hacer eso, eso es una cosa de chicos”, o “Eso es una cosa de chicas”.
Una revisión de toda la investigación existente sobre padres del mismo sexo y sus hijos, publicada en 2010, halló que sus promedios de calificaciones estaban a la par con los niños de hogares con dos padres heterosexuales.
En un estudio que comparaba los adolescentes que viven en ambos tipos de hogares, los niños de madres lesbianas tenían un promedio de calificaciones de 2.9, en comparación con 2,65 para los niños de padres heterosexuales. Las adolescentes criadas por dos madres tuvieron un promedio de calificaciones de 2.8, comparado con 2.9 para las niñas criadas por una madre y un padre.
En mayo de 2012, un estudio publicado en la revista Journal of Marriage and Family descubrió que los niños de familias del mismo sexo mostraron la misma capacidad en matemáticas que los niños de familias heterosexuales, después de controlar los factores de estabilidad de la familia, tales como divorcios anteriores.
Una educación en un hogar homosexual puede dar a los niños un impulso de confianza.
En un estudio de 2010 publicado en la revista Pediatrics, los investigadores examinaron a los niños de familias de lesbianas, en la que una madre soltera lesbiana o dos parejas de lesbianas decidieron tener hijos. Al igual que otros estudios de madres lesbianas, éste no encontró diferencias significativas en comparación con los hijos de padres heterosexuales en el desarrollo infantil y el comportamiento social.
Pero los niños de las lesbianas eran más confiados que los niños de padres heterosexuales. Según los investigadores, la participación activa de los padres puede explicar el aumento de la autoestima.
Fuentes: Live Science