Parecía que no lo conseguiríamos pero ya está aquí: 31 de diciembre, último día del año. Y como siempre, a las puertas de un nuevo año, son muchos los que meditan mejorar algunos aspectos de su vida. Son los típicamente llamados propósitos de año nuevo que, lamentablemente, muchas veces acaban quedándose en eso, en un propósito que no llega de fructiferar. Es por ello que en MedCiencia, para que consigamos pasar de los propósitos a la acción, os aconsejamos que imprimáis gradualidad en el cambio de vuestros hábitos. Es decir, que vayáis adoptando los cambios de forma progresiva y gradual. Porque es de locos querer hacer todos los días 2 horas de ejercicio físico, comer saludable, perder peso y además dejar de fumar si hasta ahora el único ejercicio que se hacía era el de levantar el brazo para llamar al camarero para que trajera otro ración de bravas y se fumaba más que el mono ayudante de Krusty.
Por ello, vamos a proponeros unos sencillos cambios cotidianos que conseguirán que, casi sin daros cuenta, mejoréis notablemente vuestra forma de alimentaros y que harán que vuestra salud os lo agradezca.
1. Prepara una buena lista de la compra
Una buena alimentación empieza en el mercado y preparar la lista de la compra de forma inteligente nos allanará mucho el camino. Porque con el simple hecho de dejar de comprar dulces, chocolatinas u otros snacks nos permitirá que pasar la hora de la merienda sin picotear este tipo de alimentos deje de ser un auténtico sacrificio. Si no tenemos el estímulo, el deseo será mucho menor.
Además si gastamos 5 minutos en pensar qué comidas y cenas realizar durante la semana conseguiremos confeccionar una lista de la compra mucho más completa y que nos permitirá tener en casa los alimentos indispensables al mismo tiempo que nos ayudará a evitar que caigamos en el “¿y ahora que me hago yo para comer/cenar?”
2. Cocina más (sin gastar más tiempo)
Otro buen cambio para este 2013 puede ser el de empezar a comer “comida de verdad” habitualmente. Ni los horarios de trabajo ni el poco tiempo libre disponible deben ser excusa para tener que recurrir a pizzas, hamburguesas u otras comidas pre elaboradas. Cocinar unas verduras al microondas o preparar una ensalada de legumbres (de las que ya vienen hervidas) nos posibilitan realizar una comida nutritiva sin emplear más de 5 minutos en la cocina.
3. Prioriza la diversidad de alimentos y de colores
Seguramente la característica número uno de una alimentación saludable sea la variedad, pues diversificar los alimentos nos permite maximizar el rango de nutrientes a aportar.
Para ello, a algunas personas se les hace más sencillo recordar qué alimentos comprar o incluir habitualmente en su alimentación si piensan en colores. Por ejemplo, hacer ensaladas multicolores y buscar alimentos que tengan diferentes colores: Rojo (tomate, pimiento…); Naranja (zanahoria…); Amarillo (piña, maíz…); Verde (lechugas y brotes de hoja…); Morado (remolacha, col lombarda…); Blanco (cebolla, champiñones…)
4. Vuelve a probar alimentos que no te gustaban:
Cuando somos jóvenes, nos convencemos de que tal alimento no nos gusta y dejamos de tomarlo sin mas. Lo curioso es que habitualmente esos alimentos suelen ser nutritivamente muy interesantes como algunas verduras, los pescados o incluso ciertas frutas. Y lo preocupante es que muchas veces podemos permanecer años y años sin probar esos alimentos porque en un determinado momento no nos gustó su sabor (o su textura, o su color, o su simple forma). Para evitar que esas aversiones se alarguen más y más en el tiempo, una buena opción es buscar nuevas recetas que lo incluyan de otra forma.
5. Prográmate algún capricho:
Incluir de vez en cuando una comida o un determinado alimento que no solemos tomar (ya sea una pizza o una chocolatina) nos ayudará mucho mentalmente y nos hará nuestro cambio de hábitos mucho más llevadero. Y es que, programar uno o dos caprichos a la semana nos servirá pasa saber que ese es el momento de liberación y de disfrutar de otros alimentos no tan recomendados, cosa que nos facilitará que no caigamos en tentaciones otros días (porque antes la tentación de otros días sabremos que ese no es el momento, el momento será cuando lo tengamos programado)