Por desgracia, los trastornos del sueño están a la orden del día. Y no es para menos, vivimos en un mundo muy diferente al de hace unas décadas, todo va muy más rápido, y la tecnología invade casi cada rincón de nuestro hogar (un aliciente más que aumenta estos trastornos del sueño). Por ello, es importante reconocer algunas señales de alerta en nuestro comportamiento o nuestra vida cotidiana que nos indican que es necesario que dediquemos algunas horas más a nuestro descanso. Aquí tenéis algunas de ellas.
1. Dificultad para la toma de decisiones
Una de las primeras señales de la falta de sueños en los adultos es esta, ya que afecta directamente a la productividad laboral del día a día. Si nos cuesta más pensar o tomar decisiones, puede que estemos haciendo algo mal. Dedicar más horas al trabajo durante alguna noche no siempre es buena idea, sino todo lo contrario, pues al final nuestro cuerpo lo paga.
Como ya os explicamos, dormir las horas necesarias es importante para poder fijar el aprendizaje y cuidar de nuestro pensamiento, y la falta de sueño no nos hará ningún favor al respecto. Nos hará ser menos productivos y estar menos alerta.
2. Mala memoria
Para empezar, cabe destacar que la memoria es algo muy individual (cada un@ tenemos más o menos memoria). Sin embargo, si empezamos a notar que nuestro almacén de recuerdos empieza a fallar, es que algo va mal.
Complementando al punto anterior, aunque no comprendemos completamente la fase REM de nuestro sueño, muchos estudios afirman que durante este ciclo del sueño nuestro cerebro procesa la información del día y ayuda a consolidarla, es decir, ayuda a la formación de recuerdos. Por tanto si no dormimos correctamente o no tenemos una fase REM optima, esta consolidación fallará, nuestro cerebro no podrá reorganizarse y nuestro día siguiente será peor. Imaginad esto durante una temporada; al final la memoria tendrá graves fallos que notaremos cada vez más.
3. Depresión, irritabilidad
Como ya comentamos hace tiempo en MedCiencia, se ha encontrado que si existe privación del sueño hay mucha relación con la posibilidad de padecer depresión. Y, algo que ya notamos comúnmente, si descansamos poco y no dormimos correctamente, nos sentimos irascibles e irritables.
Por ejemplo, según un estudio llevado a cabo por los investigadores de la Universidad de Pennsylvania, se demostró que limitar las horas de sueño a 4,5 horas diarias durante una semana provoca estrés, enfado, tristeza y agotamiento mental. Problemas que se arreglan simplemente con reanudar la pauta del sueño normal.
4. Falta de deseo sexual
Pues si, la falta de líbido también está relacionada con la falta de sueño, como también os comentamos hace tiempo en MedCiencia. Si estás empezando a sufrir una alteración de la conducta sexual o simple falta de deseo, deberías plantearte si duermes correctamente. Según algunos estudios, los hombres y mujeres privados del sueño tienden a reportar un deseo sexual disminuido, ya que se sienten agotados y somnolientos, con un aumento de tensión.
Además, los hombres que sufren apnea del sueño (una enfermedad respiratoria) también tienen unos niveles de testosterona más bajos.
5. Aumento del apetito
Otra de las cosas que comentamos hace tiempo fue como dormir bien puede prevenir la diabetes, pues mejora nuestra respuesta a la insulina y evita los trastornos metabólicos. Y, en el caso contrario, comer bien hace que durmamos mejor. Un círculo que se complementa y deberíamos respetar.
Por tanto, si te encuentras con un aumento del apetito inexplicable y no sabes porque puede ser, una de las opciones es que no mantengas un ritmo del sueño adecuado. Esto puede deducirse fácilmente por el simple hecho de que al dormir menos y mantenernos más tiempo despiertos, también estamos más activos y comemos más. Las personas que sufren insomnio tienden a consumir alimentos en exceso por simple ansiedad, y esto acaba llevando a un aumento de peso.
6. Incapacidad para controlar el estrés
Complementando a los puntos anteriores, si normalmente nos sentimos estresados, reducir nuestro descanso agravará la situación más que deshacernos de él por el intento de trabajar más. Es más, la propia reducción del sueño alimenta dicho estrés, por lo que llega un punto donde no sabemos que fue antes, si el huevo o la gallina.
Por tanto, al final el ovillo se va haciendo más grande, tenemos más estrés porque dormimos poco y, a su vez, dormimos poco gracias al estrés. Este escapa a nuestro control y afecta a nuestro día a día y nuestra productividad. Algo va mal y es necesario solucionarlo.
7. Problemas de visión
Finalmente, tenemos los problemas de visión. Es lógico que al final lleguen, pues si nuestros ojos se sienten cansados no pueden refrescarse como deberían (es como cuando estamos un tiempo excesivo delante del pc, smartphone, tablet o cualquier pantalla). Como consecuencia sufrimos el empañamiento de los ojos, dificultad de concentración y en general parece como si tuviéramos una neblina continua delante.
Como comprenderéis, esto puede llegar a ser muy peligroso, sobre todo si solemos conducir algún tipo de vehículo.
Para acabar, el consejo no puede ser otro: Dormir más es vivir mejor.