Los fanáticos del control rara vez saben que lo son. Creen que están ayudando a la gente con su “crítica constructiva” o al hacerse cargo de un proyecto, ya que “nadie más lo hará bien”.
Los pensamientos irracionales abundan en nuestro mundo de alto estrés: Si no recibo este contrato, voy a ser despedido. Si no estoy en casa antes de las 6:00, soy un padre terrible. Si no recibo ese aumento, soy muy malo en mi trabajo. Todos estos pensamientos pueden ser ciertos, pero probablemente no lo son.
En lugar de hacer frente a su propio pensamiento irracional y convertirlo en un pensamiento más realista, intentan controlar la situación, por lo general, tratando de controlar a otras personas.
¿Quieres saber si eres un fanático del control? Aquí hay ocho señales que te ayudaran a descubrirlo.
Tú crees que si alguien cambiará una o dos cosas sobre ellos mismos, serías más feliz. Así que tratas de “ayudar a” cambiar este comportamiento señalándolo, por lo general una y otra vez.
Microgestionas a los demás para hacerles encajar en tus expectativas, a menudo poco realistas. No crees en la imperfección y no crees que nadie deba creer en ella.
Juzgas el comportamiento de otros como correcto o incorrecto y retienes la atención de forma pasiva agresiva hasta que encajan con tus expectativas. Resguardarse en el juicio silencioso es una forma maestra de control.
Ofreces la “crítica constructiva” como un intento velado para avanzar en tu propia agenda.
Cambias quién eres o lo que crees para que alguien te acepte, en lugar de simplemente ser uno mismo.
Presentas el peor de los escenarios posibles en un intento de influir en alguien lejos de ciertos comportamientos y hacia los demás.
Lo pasas mal con la ambigüedad y no puedes encontrarte bien con no saber algo.
Intervienes en favor de las personas al tratar de explicar o desestimar su comportamiento con los demás.
Tú crees que si se puede cambiar el comportamiento indeseable de otra persona, entonces serás más feliz o más plena. Haces a otra persona responsable de cómo te sientes.
La cuestión es que, en realidad, sólo eres responsable por ti mismo. El camino hacia mejores relaciones siempre comienza contigo. En lugar de intentar controlar a todos los demás, debes trabajar en convertirte en una mejor versión de ti mismo. Aquí hay algunas ideas que te ayudan a conseguirlo:
Sé vulnerable con la gente.
Nunca comprometas tu dignidad mediante la alteración de tus creencias básicas.
Sé realista sobre tus expectativas de los demás.
Olvida la pasivo-agresividad – sé directo.
Acepta que una gran parte de la vida está atada con incógnitas.
Abraza la confrontación – que realmente es a veces la única cosa que puedes hacer.
Asume la responsabilidad de tu propia felicidad.
Si trabajas en tu propio perfeccionamiento en lugar de tratar de controlar a los demás, tendrás relaciones más sanas en el trabajo, así como en todas partes, como resultado.
Fuentes: INC