Diferencias entre comer por hambre y comer por placer

Estoy seguro que todos, sin excepciones, alguna vez hemos seguido comiendo más y más aún sintiéndonos saciados. Y es que actualmente hay muchos factores que contribuyen a que esto ocurra como son los eventos con exceso de comidas, la presencia de alimentos muy sabrosos que invitan a seguir deleitándose con ellos o la cultura de acabarse todo el contenido del plato. A esta forma de comer por el hecho de hallar placer o deleite también se le ha denominado “hambre hedonista” y va mucho más allá del hecho de comer por hambre para cubrir nuestras necesidades calóricas.

Un estudio, dirigido por Palmiero Monteleone del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Nápoles y publicado en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism (JCEM), ha hallado que el apetito hedonista aumenta los niveles de 2 sustancias en nuestro cuerpo que hacen que ignoremos por completo otras señales de nuestro organismo que nos indican que ya hemos comido suficiente, cosa que no ocurre cuando “comemos por necesidad”. Una de esas sustancias es la grelina, una hormona sintetizada fundamentalmente en el estómago y que estimula nuestro apetito. El otro es el compuesto 2-AG (2-araquidonilglicerol), un cannabinoide endógeno que también interviene en la regulación de la ingesta.

La investigación revela que al enfrentarnos ante alimentos apetitosos como nuestros postres favoritos, tanto la grelina como el 2-AG aumentan considerablemente (y pueden permanecer elevadas hasta 2 horas después de que esto ocurra), estimulando fuertemente los sistemas neuronales del placer y la satisfacción que hacen que se ignoren las señales de saciedad. Para muchas personas que se enfrentan frecuentemente a situaciones donde encuentran alimentos apetitosos esto puede ser un problema, ya que si no saben gestionarlo adecuadamente es posible que les conduzca a un exceso de peso.

En este aspecto Palmiero Monteleone lo tiene claro:

 Las comidas especialmente sabrosas, omnipresentes hoy en día en nuestra dieta, contribuyen al apetito hedónico, que a su vez aumenta los índices de obesidad

Sin embargo, reconoce que pese a los hallazgos de su investigación para comprender los mecanismos fisiológicos que subyacen a la conducta alimentaria hedónica “el proceso fisiológico subyacente no se conoce del todo”. Llegar a comprenderlo será un grandísimo paso en la lucha hacia la epidemia de obesidad actual, pues no hay duda de la importancia que supondría conseguir no comer de más cuando nuestro organismo envía las señales de saciedad.

Vía| Muy Interesante/ CyberMed

Imagen| LoveFood

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