El año nuevo empezó bastante mal para Alemania. El día 3 de enero se produjo el escándalo por la contaminación alimentaria por dioxinas. Huevos, carne de gallina e incluso de cerdo con altas concentraciones de dioxinas han sido encontrados en el país germano, extendiéndose incluso hacia Francia, Holanda y Dinamarca.
Las dioxinas son sustancias lipófilas y poco hidrosolubles, es decir, se encuentran de forma estable y acumulativa en los tejidos de tipo graso. Realmente no tienen ningún tipo de aplicación, son simples residuos de diferentes procesos industriales y químicos (fabricación de pasta de papel, industria de la madera) y procedentes de incineradoras, plantas productoras de metales e incluso erupciones volcánicas o incendios forestales.
Existen hasta 210 tipos de dioxinas (entre dioxinas y dibenzofuranos), pero realmente son toxicas solo 17, donde destaca el 2,3,7,8 – TCDD. Los otros 193 tipos son inocuos, no representan ningún tipo de problema medioambiental.
Sus efectos tóxicos van desde problemas cutáneos (cloracné, hiperpigmentosi), irritación ocular, anorexia, hepatotoxicidad, problemas visuales, irritabilidad, depresión… hasta immunotoxicidad, teratogénesis (afectación del feto por una intoxicación en la madre), carcinogénesis y mutagénesis (estos últimos efectos comprobados en animales de experimentación).
La adquisición por parte de nuestro organismo de estas sustancias puede ser tanto inhalatoria y cutánea como por la dieta, aunque esta última representa el 90 % de la absorción.
Por parte de Alemania, la contaminación ha sido originada en los piensos usados en las granjas, pues en su fabricación se usaron grasas que debían servir para producción industrial y no para alimentar a los animales. Estas grasas contenían elevadas concentraciones de dioxinas, que ahora han vuelto a la cadena alimentaria, provocando el sacrificio de miles de animales y el cierre de 5000 granjas. En 1999 ya se encontraron dioxinas en aves y huevos en Bélgica, en 2004 se detectó leche con dioxinas en Holanda y 2 años más tarde, también en Holanda, se hallaron trazas de dioxinas en piensos animales. Y en 2008, Irlanda retiró del mercado carne de cerno y diferentes productos porcinos porque contenían una concentración de dioxinas 200 veces superior al límite prescrito.
En España, sanidad ha descartado cualquier peligro por parte de productos germanos, además cabe destacar los diferentes controles que se producen para evitar este tipo de contaminaciones, tanto en nuestro país como en el resto de Europa. Realmente son casos puntuales y detectables.
Vía: 20minutos