Una de las aplicaciones más esperanzadoras de la neurociencia es que, tras describir las bases del comportamiento humano, pueden potenciarse aquellas conductas que nos permitan vivir más felices con nosotros mismos y nuestros semejantes. Una de ellas es la empatía hacia distintos grupos sociales, de especial importancia en este tiempo en el que los refugiados, el terrorismo, la xenofobia y la inmigración están a la orden del día.

Cómo potencia la empatía  nuestro cerebro

En los últimos años, numerosos estudios han demostrado que la empatía juega un papel fundamental en la conducta humana y que, de alguna manera, el cerebro puede entrenarse para empatizar más fácilmente con otras personas. Este mismo mes, un grupo de trabajo de la Universidad de Zurich, publicado en Proceedings of the National Academy of the United States of America, revela que este entrenamiento depende de algunos gestos simples. Más concretamente , una serie de intercambios simples entre una persona y otra de un grupo social distinto puede generar cambios neuronales que la hagan más propensa a futuras interacciones.

En la investigación se estudió la actividad cerebral en dos situaciones. En la primera de ellas el sujeto establecía una relación positiva con alguien de su mismo grupo social (edad, cultura, etcétera) y, en la segunda, con alguien extraño a él. Para hacerlo, se le generaba dolor al sujeto y una persona de su mismo grupo social o de otro podía, mediante una acción altruista, evitar este daño. En un principio, se observaba una menor activación cerebral cuando se veía a una persona de otro grupo social sufrir dolor. Sin embargo, tras unas pocas acciones altruistas por parte de personas distintas, se observaba un incremento muy significativo de la respuesta cerebral.

Por tanto, se concluye que unas pocas acciones positivas aumenta fuertemente la empatía del cerebro. Esto se debe al comportamiento profundamente social del ser humano, cuya supervivencia depende críticamente de otras personas. Por otro lado, este estudio es prometedor porque demuestra que simples acciones pueden hacer que se creen vínculos entre grupos sociales aparentemente muy distintos entre sí.

La neurociencia de las emociones positivas

Tania Singer es una de las científicas más importantes que tratan las emociones positivas del ser humano. Es la directora del Departamento de Neurociencia Social del Instituto Max Planck (Alemania) y ha hecho grandes descubrimientos en los campos de la cognición social y distintas emociones como la empatía, la compasión, la toma de decisiones y la comunicación. Singer defiende que el entrenamiento sistemático del cerebro en acciones y emociones altruistas puede generar más empatía y compasión y pueden, en última instancia, dar lugar a un mundo mejor. Uno de los grandes descubrimientos que soportan esta teoría fue publicado en 2004 en la revista Science. Singer comprobó que se activaban las mismas áreas cerebrales cuando un individuo experimentaba dolor y cuando observaba a sus compañeros experimentarlo.

El campo en el que trabaja la doctora Tania Singer es profundamente interdisciplinario, y en él participan desde la neurociencia hasta la antropología, pasando por la psicología y la biología. Sin embargo, una de las grandes aportaciones de esta científica es introducir sus descubrimientos en la economía. En la actualidad, gran parte de su actividad se dedica a enseñar a líderes económicos y empresariales a experimentar y potenciar estas emociones. Su opinión es que la naturaleza del ser humano es profundamente colaborativa y, por tanto, radicalmente opuesta al sistema económico y social que impera en la actualidad.

Fuente | Psychology Today

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