¿Está el hombre sometido a su apariencia?

Ya conocemos la dictadura de la imagen perfecta que ha sufrido el sexo femenino desde hace muchísimo tiempo, hecho que ha provocado una gran obsesión por lo que se considera la figura perfecta entre las adolescentes, y también entre las no tan jóvenes. Vivimos en un mundo un tanto superficial, en el que tu apariencia es tu forma de decir hola al mundo, tu puerta de entrada a los otros. No sólo desde un punto de visto estético, sino científicamente, ya se ha demostrado como los sujetos más guapos y más atléticos tienden a recibir penas menores en juicios, obtener mejores trabajos y un sinfín de ventajas.

Pero esta obsesión, esta idea, ¿Pertenece sólo al ámbito femenino? ¿La figura varonil ha quedado impune de estos acontecimientos? Estudios realizados por el psicólogo David LaPorte, de la Indiana University of Pennsylvania, demuestran que no.

Los hombres también cuidan la imagen

El hombre también está sometido a un estrés social en cuanto a su apariencia. Es igualmente juzgado por los otros y esto repercute en él, al menos es lo que muestran las estadísticas. Y es que se preocupan más de lo que pueda pensar la gente de ellos que de su propia salud. Sólo el aspecto monetario supera este hecho.

Y es que en el fondo, todas esas preguntas como ¿Cómo tengo el pelo?,¿Esto me queda bien?  que desde hace tiempo se atribuían a las mujeres, han dejado este nicho para instalarse entre ambos sexos.

Los datos del cambio

El 63% de los hombres piensa que siempre podrían perder algo de peso, un poco más del 50% odia que les saquen fotos y sólo unos pocos menos se agobian pensando que la gente los están juzgando por su apariencia.

Según Stacey Tantleff Dunn, profesor asociado de psicología clínica en la University of Central Florida, el hecho de que hayamos tardado tanto en darnos cuenta de este hecho es que siempre hemos buscado y comparado las mismas variables en hombres y mujeres, que por regla general se limitaba a elementos como la pérdida de peso y no lo que los hombres valoran, como aumento de masa muscular con unos bíceps y unas piernas más cercanas a las de los héroes de cómics que a la realidad y, como no, aquella soñada “tableta de chocolate”.

Aunque no de la misma forma, ser hombre también es duro, ya que los estandards que se persiguen (aquellos hombres musculados, de cuerpos perfectos), son casi tan lejanos de alcanzar como sus versiones femeninas.

Y es que no es casualidad que aquella figura tan novedosa del metrosexual de hace unos años se haya convertido en algo completamente normal en nuestra sociedad, ya nadie se sorprende de “que un hombre quiera cuidarse un poco”, ni de que existan secciones especializadas para el cuidado del hombre en las grandes superficies. Y si no, preguntad a vuestros abuelos a ver que opinan de la crema para las ojeras.

Vía | Today.

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