De forma paralela a los Juegos Olímpicos de Londres, los microorganismos también han jugado las suyas. De hecho, compiten diariamente. Hoy os hablaré de los seres microscópicos que mejor se adaptan a sus medios y a las duras condiciones que soportan. Es una competición reñida y, en la mayoría de los casos, nada favorable al ser humano, ya que los ganadores del oro de las distintas pruebas suelen ser nuestros peores enemigos, microbiológicamente hablando.
¿Cuál es el organismo que más rápido se divide? ¿O cuál es el más duro? ¡Vamos a desvelarlo!
He seleccionado las pruebas que más se relacionan con nosotros por causarnos enfermedades, por ser los más rápidos en dividirse o por ser los más resistentes a nuestras medicinas.
1. En la pruebas de velocidad el oro va para el microorganismo que sea más rápido en crear descendencia. Los tres finalistas de la prueba son:
- Una levadura que ha sido utilizada por los panaderos y cerveceros durante milenios que consigue dividirse en 90 minutos;
- Escherichia coli, la archiconocida bacteria, habitante de nuestro sistema digestivo y la primera bacteria en ser secuenciada al completo, reina del laboratorio consigue dividirse en 17 minutos.
- Virus interno de E.coli. Es el claro vencedor del oro, ya que en lo que E.coli se está dividiendo de una sóla bacteria emergen 25 virus. En la imagen de la derecha podemos ver cómo estos virus atacan a E.coli y se dividen dentro de ella.
Cito textualmente: “Las bacterias y las levaduras se dividen, los fagos se multiplican” Aquí tenemos uno de los motivos de por qué los virus son tan peligrosos, se multiplican de una manera asombrosa en velocidad y en cantidad.
2. En la prueba de Boxeo comprobaremos cuál es el microorganismo más resistente. Tenemos en el ring a 4 aspirantes al oro:
- Deinococcus radiodurans. Seleccionada por sobrevivir a dosis de radiación muy altas aunque no se considera peligrosa para nosotros ya que no está probado que cause enfermedad en el ser humano.
- Pseudomonas aeurginosa. Patógeno oportunista, causante de muchas infecciones en hospitales y resistente a multitud de fármacos.
- Neisseria gonorrhoeae. Causante de la gonorrea y muy problemática por ser muy escurridiza para nuestro sistema inmune.
- Staphylococcus aureus. El patógeno oportunista por excelencia, primera causa de infección bacteriana en hospitales y residente de 1 de cada 3 personas.
Entre estos 4 grandes, el absoluto ganador de la medalla de oro es S. aureus por lo citado anteriormente y porque además adquiere una rápida resistencia a los antibióticos, de ahí que sea el gran temido en los hospitales.
3. Carrera de relevos. En esta prueba se evalúa la capacidad de infección y propagación de distintos patógenos y la velocidad de transmisión de las enfermedades que causan. Veamos los patógenos finalistas:
- Yersinia pestis. Causante de la peste negra, peste bubónica y peste pneumónica. En el siglo XIV provocó 25 millones de muertes en Europa, lo que supuso un tercio del continente en aquella época. Hoy día sigue siendo un problema en algunas zonas del mundo.
- Chlamydia trachomatis. Causante de enfermedades oculares y de ceguera por contagio sexual. Cada vez afecta más a la población más joven.
- Rhinovirus. Es un tipo de virus causante del resfriado común. ¿Quién no ha cogido un catarro alguna vez en su vida? Pero de esos leves pero que te dejan hecho polvo, con mucha mucosidad y taponamiento, malestar… pues aquí está el responsable.
El ganador del oro es el Rhinovirus, porque combina la rapidez de su transmisión con la baja mortandad en sus hospedadores. Esta combinación es la mejor para el contagio. Quizá se podría pensar que la peste es peor porque causó muchas muertes en su momento pero no. La explicación es que una enfermedad bacteriana que acaba con su hospedador de forma fulminante es tan rápida que ni siquiera da tiempo a que seas contagioso. Así que el objetivo de poder contagiar para extenderse se pierde.
Espero que hayan disfrutado de estos Juegos Olímpicos microbiológicos y que hayan aprendido cuáles son nuestros rivales más fuertes que campana sus anchas en nuestro mundo actual.
Fuente: Nature