¡La crisis económica amenaza a nuestra salud mental!

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Está claro que todos notamos los efectos de la crisis, pero ¿Hasta qué punto está afectando a nuestra salud psicológica?

Según un estudio reciente realizado en la Universidad de las Islas Baleares y publicado en 2012 en la “European Journal of Public Health” su influencia podría ser mayor de lo que pensamos. Entre 2006 y 2010 han aumentado los trastornos mentales (sobretodo depresivos) y también el abuso del alcohol. Sorprendentemente podríamos decir que ¡1/3 de los trastornos mentales actuales en la población son debidos a la crisis económica que sufrimos! Estas son cifras bastante reveladoras. Así que, analicemos más en profundidad lo que está sucediendo…

¿Qué está pasando exactamente con la salud psicológica de la población?

En el estudio llevado a cabo de forma conjunta por los profesores de la Universidad de las Islas Baleares (Margalida Gili Planas y Miquel Roca Bennàsar) junto con los doctores Sanjay Basu (Universidad de California), el doctor Martin McKee (London School of Hygiene and Tropical Medicine) y el doctor David Stuckler (Universidad de Cambridge) demuestra que ¡No son solo nuestros bolsillos los que se resienten! La salud mental y por efecto dominó la física están sufriendo mucho las consecuencias de estos tiempos de precariedad, ansiedad e inseguridad social que está claro ¡tiene más consecuencias que las simplemente visibles!

El estudio comparó la prevalencia de los trastornos mentales más frecuentemente atendidos en atención primaria (ansiedad, depresión, trastornos alimentarios, consumo o abuso del alcohol y trastornos somatoformes) en dos periodos: antes y durante la crisis económica, analizando por ejemplo los efectos del paro en la prevalencia de ciertos trastornos.

Así pues se observó que el paro era un factor de riesgo asociado al incremento de los trastornos mentales, especialmente la depresión. Pero no es un factor único pues también las dificultades socioeconómicas en general, como por ejemplo el pago de hipotecas o el no llegar a final de mes, y también las dificultades familiares (tener familiares en el paro o en empresas en proceso de expediente de regulación de empleo) explicaban también (y de forma significativa) los incrementos en problemas mentales entre 2006 y 2010.

Un dato más a destacar es que los autores del artículo nos advierten que: los efectos de las medidas tomadas por el gobierno (“medidas de austeridad”) pueden llegar a tener un impacto negativo en la atención sanitaria y social que llega a la población y así pues, indirectamente agravar el riesgo de trastornos mentales en los colectivos vulnerables. Por ello solicitan, y a ellos me uno yo, que los servicios de planificación en el ámbito de la salud mental tengan en cuenta para los próximos años este aumento de necesidades (aumento de demanda) en relación a los trastornos mentales. Teniendo en cuenta que ya antes de la crisis los centros médicos estában saturados (no se estában cubriendo las demandas de salud mental), está claro que si hay un aumento de esta demanda la atención que se ofrezca será peor o incluso nula en algunos casos. Es muy importante que los psicólogos puedan llegar a quien los necesita y que esto lo facilite el gobierno.

¡Nuestro apoyo a los que pasan por dificultades es muy importante!

Es importante que, sabiendo las necesidades de la población en momentos como el que vivimos, seamos conscientes de que hay que tomar medidas en consecuencia. Por ello es tan importante dotar a la población de estrategias de afrontamiento, especialmente a las personas con mayor riesgo de exclusión social (cada vez un número mayor de gente). Estrategias que les permitan afrontar lo que les ocurre, solucionar problemas y pedir la ayuda cuando sea necesaria.

Hoy en día es muy importante concienciar a la sociedad y diseñar servicios específicos para ayudar a esta gente.

Pero (como casi siempre) todo empieza por solidarizarse uno mismo con la situación de los demás, ser empático. Esta claro que es difícil ayudar al prójimo cuando uno también lo esta pasando mal, pero es en momentos como estos en los que la sociedad debe abrazar una actitud solidaria. Todos estamos en mayor o menor medida afectados por esta crisis. Hoy es mi vecino pero mañana puedo ser yo.

Los estudios demuestran que el apoyo social y las redes de contactos son muy buenos amortiguadores en situaciones como estas y pueden disminuir el impacto de sucesos negativos. No solo por el apoyo más físico que pueden ofrecer (comida, alimento, etc…) sino por el apoyo psicológico que aportan, ese factor de soporte y comprensión y cubre esa necesidad que tenemos todos de no sentirnos solos. ¡Por pequeña que sea nuestra aportación, nunca caerá en saco roto!

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