La memoria, como todos sabemos, es la capacidad de almacenar, retener y recordar información.
Existen varios niveles de memoria. Una de ellas corresponde a los pocos segundos que transcurren tras percibir algo. Esta memoria inmediata, junto con la llamada memoria a corto plazo, son limitadas, de modo que la información no se retiene durante mucho tiempo.
Por el contrario, la memoria a largo plazo puede almacenar mucha más información, a veces incluso durante toda la vida; y, mientras que las zonas del cerebro encargadas de la memoria a corto plazo residen en los lóbulos frontal y parietal, el principal encargado de la memoria a largo plazo es el llamado hipocampo, el cual juega un importante papel en el aprendizaje. Éste se da gracias a la creación de nuevas sinapsis neuronales (conexiones entre neuronas).
Hay distintos tipos de memoria, entre las cuales destacamos la memoria autobiográfica (en la que recordamos eventos personales de nuestra propia vida); memoria visual (basada en las percepciones visuales), o memoria topográfica (la cual nos permite orientarnos en el espacio, reconocer lugares, etc.).
Sin embargo, pueden darse muchas patologías relacionadas con la memoria, como lo son la amnesia (pérdida de memoria), o la llamada memoria eidética. Ésta, comúnmente conocida como “memoria fotográfica”, consiste en recordar imágenes, sonidos u objetos con una precisión exagerada.
Hay gente con mucha memoria que dice tener una memoria eidética, pero muchos están equivocados, puesto que, aunque sus capacidades memorísticas son muy buenas, a menudo utilizan métodos mnemotécnicos para retener la información. Aquellos con una memoria eidética, no obstante, recordarán detalles muy específicos (dónde se sentaba una persona, qué palabras pronunció exactamente, etc.) sin apenas esfuerzo. Hay veces en las que este tipo de memoria se manifiesta de forma espontánea, y la persona recuerda con un detalle espectacular una determinada cuestión, pero es incapaz de retener información de otra. Esto lo hace de manera inconsciente.
Se han dado muchos casos de pacientes con autismo poseedores de una memoria extraordinaria, aunque la mayoría de estos integrantes del espectro autista no llegan a tener tanta memoria como para que sea considerada eidética.