El sexo puede ser algo muy placentero pero también requiere una respuesta fisiológica bastante complicada y muchos factores como el estrés, las preocupaciones o la baja autoestima pueden afectar a esa reacción impidiendo una correcta respuesta. Lo que ocurre es que suele crearse un circulo vicioso y cuando algo falla una vez, el miedo a que pase de nuevo puede ser el mismo que prolongue el problema. Vamos a analizar los factores psicológicos que inciden sobre el sexo y barajar unos consejos para lidiar con los pequeños “problemillas”.
¿Qué dicen los datos?
Las disfunciones sexuales son mucho más frecuentes de lo que creemos, y más aún si lo que evaluamos son situaciones puntuales (que creo a todo el mundo le ha pasado alguna vez) y no crónicas (problemas que se prolongan), aún así se sabe que de todos los problemas asociados al sexo en los hombres la eyaculación precoz representa el 39%, el bajo deseo sexual el 25%, la eyaculación retardada el 18%, la disfunción eréctil un 14%, la anorgasmia o incapacidad para tener orgasmos un 9% y la dispareunia o dolor durante las relaciones ocupa el en último lugar con un porcentaje muy bajo.
Entre las mujeres con trastornos sexuales, la disfunción sexual que afecta a un mayor número de ellas es la anorgasmia (42%), seguida del bajo deseo sexual en el 37%, la dispareunia o dolor durante las relaciones sexuales (29%), los problemas de excitación en el 22% y el vaginismo o contracción de los músculos de la vagina (5%).
¿Qué factores se asocian a las disfunciones?
Hay factores que predisponen a algunas personas a ser más propensas que otras a este tipo de trastornos: Educación moral y religiosa restrictiva, educación sexual inadecuada, relaciones entre los padres deterioradas durante la infancia, experiencias sexuales traumáticas durante la infancia (abusos, violaciones…), inseguridad en el rol psicosexual durante los primeros años.
Luego están los factores que llamamos desencadenantes que son los sucesos recientes que desencadenan la disfunción o que detonan los factores predisponentes: Edad (ser muy jóven o muy mayor por ejemplo), periodo post-parto, problemas de relación de pareja o infidelidad, expectativas poco razonables respecto al acto, disfunción sexual en la pareja con la que se mantiene la relación (lo cual lleva a que el problema se extienda a la otra persona), algún fracaso esporádico, reacción a algún trastorno orgánico (operaciones, diabetes, problemas de corazón), factores orgánicos o de medicamentos, depresión y ansiedad, experiencias sexuales traumáticas (ataques, violaciones, abusos, dolor en una relación previa…).
Por último están los factores que mantienen el problema, que inciden prolongando la disfunción: Ansiedad ante la interacción sexual, anticipación de fallo o fracaso, sentimientos de culpabilidad, falta de atracción entre los miembros de la pareja, comunicación pobre entre los miembros de la pareja, problemas generales en la relación de pareja, miedo a la intimidad, poco juego erótico o preliminares, deterioro de la autoimagen, baja autoestima, información sexual inadecuada, trastornos psicológicos más generales (ansiedad, depresión, alcoholismo, anorexia, etc.).
Fases de la respuesta sexual humana y trastornos de cada una:
Para entender los trastornos sexuales y sus tratamientos debemos entender las fases de la respuesta sexual (que como veremos es bastante complicada), cada fase tiene asociadas diferentes disfunciones y tratamientos algo diferentes. Las fases de la respuesta sexual fueron descritas por Masters and Johnson en 1966.
MUJER | HOMBRE | TRASTORNOS | |
FASE 1:EXCITACIÓN | Inicio de la lubricación (a cargo del SNAp), dilatación de los 2/3 superiores de la vagina, elevación del cuello y cuerpo del útero, aumento del tamaño del clítoris y senos, alisamiento y elevación de los labios mayores, aumento de la tensión muscular y rubor sexual. Hay aumento de la presión arterial y la tensión cardíaca. | Erección (a cargo del SNAp), aumento de la tensión en el escroto, elevación de los testículos y contracciones irregulares del recto. Hay aumento de la presión arterial y la tensión cardíaca. | – Trastornos de la excitación: poca lubricación en la mujer, problemas de erección en el hombre.- Impotencia.- Vaginismo: contracción involuntaria de los músculos del tercio externo de la vagina que dificulta el coito.- Dispareunia: Dolor genital durante el coito (o antes o después). |
FASE 2: MESETA O MANTENIMIENTO | Contracción de las paredes vaginales (formación de la “plataforma orgásmica”), el cítoris se retira hacia el interior, el útero aumenta de tamaño, los labios se oscurecen y aparecen contracciones involuntarias del recto. Hay miotonía y vasoconstricción. | Nivel máximo de erección (aumento circunferencia del pene), cambio en la coloración del glande, los testículos aumentan de tamaño y alcanzan su máxima elevación, contracciones del recto, rubor sexual y liquido preseminal. Hay miotonía y vasoconstricción. | |
FASE 3: ORGASMO | Contracciones rítmicas de la plataforma orgásmica (de 5 a 12 cada 0,8 segundos) del esfinter anal y del útero, el cítoris permanece oculto. Aumento de la frecuencia respiratoria y posterior descarga repentina de la tensión neuromuscular. | Contracción de la uretra y de los músculos pélvicos, contracción del pene con eyaculación (a cargo del SNAs) y del recto. Aumento de la frecuencia respiratoria y posterior descarga repentina de la tensión neuromuscular. | – Trastorno orgásmico femenino (ausencia de orgasmos).- Trastorno orgásmico masculino.- Eyaculación precoz (eyaculación antes o muy poco después de iniciar la penetración). |
FASE 4: RESOLUCIÓN | No les afecta como a los hombres, las mujeres no tienen porque presentar periodo refractário. | Se produce una pérdida progresiva de tensión sexual, aparece el periodo refractário (15-30 min) en el que no se podrá iniciar una nueva respuesta sexual. |
Estos son los trastornos que se dan durante la respuesta sexual o que la alteran, pero hay dos más que directamente impiden que se inicien las fases sexuales o el acto sexual (Fase 0):
- Deseo sexual hipoactivo: Se da más en mujeres. Es la ausencia persistente de excitación, fantasías sexuales y de deseo de mantener relaciones sexuales. No sienten la necesidad.
- Trastorno por aversión al sexo: hay ansiedad, miedo y evitación. Es una fobia al sexo.
Se puede encontrar una descripción más detallada de cada trastorno en la página de CEPVI.
¿Padezco alguno de los “trastornos”?
Es muy frecuente presentarlos alguna vez a lo largo de la vida, ¿Quién no ha sufrido el típico gatillazo puntual o el típico día malo? Pero lo importante es no hacer una montaña de un grano de arena pues es así como uno puede empeorar el problema, que pase una vez no quiere decir que nos vaya a ocurrir de nuevo y ponernos ansiosos al respecto lo único que va a hacer es que esa ansiedad se asocie cada vez más con el sexo y que nos lleve a un nuevo “gatillazo”. El truco esta en quitarle hierro al asunto, la respuesta sexual humana es muy compleja y por ello no es difícil que de vez en cuando no cuaje del todo el asunto pero lo importante es que ambas personas disfruten sin focalizarse en el resultado, hay que desconectar e intentar centrarnos en las sensaciones, el tacto, etc… Un gatillazo no es un trastorno sexual y no tiene porque requerir ningún tratamiento. Una disfunción sexual se considera tal cuando se mantiene en el tiempo y cuando interfiere con la vida de la persona. En estos casos pueden ser muy útiles los consejos de un sexólogo o un psicológo especializado.
¿Cómo intervienen los factores psicológicos? ¿qué puedo hacer?
Por lo general se acepta que hay ciertos factores que influyen en una disfunción:
- Miedo a la actuación: Miedo a sentirse observados, a la intimidad física, a estar desnudos delante de otra persona. Aunque en la mayoría de sujetos cierta ansiedad mejora la actuación, unos niveles muy altos pueden interferir con la respuesta fisiológica de excitación, deseo u orgasmo. Esto se debe a que la ansiedad altera la producción de neurotransmisores (sustancias químicas del cuerpo) y hormonas así como el funcionamiento del sistema nervioso central y periférico (simpático y parasimpático) que como ya hemos visto en la tabla es el encargado de gran parte de la respuesta sexual. Debemos pensar que es una situación en la que se da una igualdad, las dos personas están desnudas y ambos están expuestos, la otra persona seguramente se sienta igual que nosotros y también puede equivocarse, hay que confíar en uno mismo y dejar atrás los miedos, es como “saltar a una piscina”.
- Miedo al fracaso: A hacerlo mal, a no satisfacer a la otra persona, a no conseguir llegar al orgasmo… Esto produce anticipación y cuanto más piensa uno que va a fracasar más probable se hace que suceda pues la atención esta más en la preocupación que en el acto en si. No hay que centrarse siempre en el resultado, hay que centrarse en las sensaciones y estas serán las que nos guíen, hay que dejarse llevar, si algo no va bien ¡siempre se puede repetir! y lo importante es disfrutar con la otra persona y sentirnos cómodos.
- En muchos sujetos el miedo se asocia a los estímulos sexuales que representan la situación (se conoce como condicionamiento), hay personas que evitan centrar su atención en estos estímulos para así reducir la ansiedad, pero al evitar las claves eróticas lo único que conseguimos en interferir con la respuesta sexual al distraernos cognitivamente. Se entiende que ansiedad + atención focalizada en el rendimiento son causantes de la mayoría de disfunciones. Hay que centrarse en el tacto, los besos, etc… al fin y al cabo serán los propios cuerpos y sensaciones los que nos guiarán a la correcta actuación así que de nada sirve sobreanalizar la situación y “planearlo” todo.
- Los sujetos con disfunciones sexuales subestiman el control que ejercen sobre la actuación sexual, y suelen subestimar también su activación (o excitación). Suelen ignorar los EE interoceptivos (los estimulos fisiológicos de su propio cuerpo) y centrarse más en claves situacionales o exteriores perdiendo de vista lo que realmente es clave. Tiene que ver con el concepto de Locus de Control.
- Suele además haber problemas de baja autoestima y/o inseguridad por el própio físico y la apariéncia. ¡Hay que dejar los complejos atrás!
- Muchas veces anteceden inseguridades en la relación o en los sentimientos de la otra persona o hacia la otra persona. La comunicación con la pareja es muy importante, ¡tanto dentro como fuera de la cama!
- Además se sabe que los problemas laborales o familiares, preocupaciones varias que no permiten el grado de desconexión o relajación que requiere la respuesta de excitación pueden también promover alteraciones en los patrones sexuales.
- Hay una conducta que se conoce como el “rol del espectador” en el que el sujeto se coloca fuera de la escena, observando el rendimiento y juzgando su propia actuación como si fuera un espectador, separándose de su própio placer al hacer esto.
La diferencia entre una disfunción sexual por factores psicológicos y una por factores biológicos muchas veces es la exclusividad de la disfunción. Por ejemplo en casos de impotencia por ansiedad, se seguirá manteniendo la erección ante la masturbación individual y la erección nocturna mientras se duerme, en cambio si la disfunción es biológica estas dos también desaparecerán. En la mujer también es igual, puede haber excitación y orgasmo con estimulación individual y no conseguirlo con la pareja por miedo o ansiedad. Así mismo hay disfunciones inducidas por medicamentos, en estos casos la disfunción desaparecerá al retirar el medicamento.
Las terapias sexuales son muy efectivas, hay psicólogos especializados en estos temas. ¿En que consisten? Pues depende de la disfunción aunque hay unos aspectos generales que se emplean en todas:
- Factores generales: Información y educación sobre el sexo y las respuestas sexuales (modificación de creencias y actitudes), focalización sensorial, resolución de conflictos en la pareja… A esto añadimos las técnicas específicas:
- Impotencia no orgánica: Paquetes multimodales y entrenamiento en perdida y recuperación de erección a voluntad. Desensibilización sistemática.
- Deseo sexual hipoactivo: Combinación de terapia sexual y marital de Zimmer (Zimmer, 1987). Tratamiento combinado de Hurlbert “entrenamiento en consistencia del orgasmo” (Hurlbert, White, Powell y Apt,1993).
- Vaginismo no orgánico: Desensibilización sistemática a las situaciones sexuales o exposición, entrenamiento del músculo pubocoxígeo y uso de dilatadores progresivos. Es muy importante la implicación de la pareja.
- Anorgasmia: Entrenamiento guiado en masturbación. Entrenamiento pubocoxígeo con estimulación. Técnica del apuntalamiento (Masters y Johnson).
- Eyaculación precoz: Técnica de la parada y arranque (Semans, 1956). Técnica de compresión (Masters y Johnson, 1970).
Todos estos trastornos sexuales tienen dos versiones, la orgánica (por enfermedad, lesiones, efectos de la medicación o disfunciones anatómicas) y la psicológica (que es la que contemplamos hoy). Los tratamientos son completamente diferentes en ambos casos. Pero antes de contemplar la causa como psicológica se debe descartar la posibilidad de una lesión física u otro tipo de problema. Es también frecuente que aparezcan juntos ya que una vez se tiene una disfunción orgánica esta puede verse agravada por la reacción psicológica. Así pues también se contemplan tratamientos combinados.
Es importante entender que la disfunción sexual puede ser un síntoma primario (el problema principal y original) o secundario (causado por otro problema). Es frecuente que algunos trastornos mentales como por ejemplo la depresión, el trastorno de estrés postraumático o algunos trastornos de personalidad acarreen entre sus consecuencias alteraciones en la sexualidad, así mismo la medicación para muchos trastornos (antidepresivos o antipsicóticos) puede perjudicar la respuesta sexual. Cuando un trastorno sexual es secundario a otro mayor por regla general se trata primero el principal pues se entiende que al ser este la causa, si el principal desaparece también lo harán las complicaciones secundarias.
FUENTE: Cepvi.com, Tratamientos psicológicos eficaces para las disfunciones sexuales (PDF Psichothema).
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