Siempre he sigo un gran amante de la siesta (¿y quién no?), pues creo que quitar ese pequeño descanso durante mi jornada diaria sería casi como un crimen. Lo peor es cuando tienes “todo el tiempo del mundo” durante las vacaciones y, de repente, toca volver a la monotonía del día a día (con su consecuente reducción de tiempo y, algunos días, de la siesta). Pero ahora, los neurocientíficos me han dado la razón en mi ardua defensa por esta costumbre, y resulta que la siesta impulsa la actividad cerebral, ¡guau!
¿Recordáis el último día que estuvistes ofuscados, sin saber como resolver un problema, y al descansar tras unos minutos de siesta, de repente obtenéis la respuesta? Pues eso le pasa a todo el mundo, y resulta que se debe a la tarea de “limpieza” que realiza nuestro cerebro durante estos minutos de descanso, activando concretamente el hemisferio derecho del cerebro, según un estudio presentado ayer mismo en la reunión de neurociencia (de la que también hablamos ayer respecto al estrés).
Durante la investigación se monitoreó la actividad cerebral de 15 individuos en estado de reposo y se detectó que el hemisferio derecho, el más asociado a la creatividad, estaba activo, en comparación con el hemisferio izquierdo que se mantenía relativamente tranquilo.
Según el autor de este estudio, Andrei Medvedev, profesor asistente en el Centro de la Universidad Georgetown, “el lado derecho del cerebro se integró mejor”.
Lo curioso del asunto es que Medvedev esperaba que se integrara mejor el lado izquierdo del cerebro, ya que es el dominante en las personas diestras (el 93% de los individuos del planeta y 13 de los 15 participantes del estudio son diestros). Por tanto, las diferencias entre la actividad de un hemisferio u otro según el proceso que estemos ejecutando no están tan claras como se pensaba.
De todas formas, el hemisferio derecho se suele asociar a tareas creativas, como la visualización y el pensamiento abstracto, mientras que el izquierdo suele ser más analítico, especializado en números y donde se suele situar el lenguaje (en las personas zurdas, recordemos, el habla está repartida en los dos hemisferios).
Aún no tienen claro cómo, pero Medvedev cree que lo que le sucede al hemisferio derecho durante la siesta es que realiza “tareas de limpieza”, destacando la consolidación de los recuerdos, aunque pueden ocurrir más cosas.
Por otra parte, el Dr. Suresh Kotagal, profesor de neurología de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, opina que este descubrimiento concuerda con las hipótesis actuales sobre el sueño
También esta la opinión del Dr. Jonathan Friedman, director del Brain Texas & Spine Institute en Bryan, que comenta que estos hallazgos llegan en un buen momento, donde la neurociencia se esta interesando mucho por el sueño:
“Nuestras evidencias científicas sugieren que las siestas, incluso las que son muy cortas, mejoran significativamente la función cognitiva. El aumento de la comprensión de como mejora la función cerebral el sueño podría permitirnos, algún día, aprovecharlo, y este estudio actual puede abrir las puertas a muchos otros en este camino”
Si a vosotr@s también os interesa el tema de la neurociencia y el sueño, os recomiendo leer uno de los últimos artículos que publicamos en MedCiencia sobre la “ingenieria del sueño”, bastante interesante, y “Aprender mientras duermes es posible“, donde encontraréis información sobre los diferentes tipos de siesta y como ayudan a nuestro cerebro.
Vía: CNN.