En el paisaje tinerfeño de Icod de los vinos, se divisa a lo lejos el Drago, un árbol monumental (el que aparece en la foto de portada), de increíble porte, majestuosa copa y amplio perímetro. Según estimaciones recientes, se calcula que podría tener una edad aproximada de 800 años, tema sobre el que hasta hoy sigue habiendo debate.
El ejemplar tinerfeño es uno de los muchos árboles singulares que se encuentran en España. Un árbol singular no es otra cosa que un ejemplar o formación vegetal que es representativo por varias características: rareza (en número o distribución), particularidades en su desarrollo o su ubicación, por medidas excepcionales dentro de su especie o edad, particularidades científicas o por interés cultural, histórico o popular.
Teniendo lo anterior en cuenta, estos árboles centenarios son de interés no sólo para la ciencia, sino también para nuestra propia cultura e historia.
Nuestro país no es el único que tiene el privilegio de tener semejantes ejemplares de la naturaleza, sino que a lo largo y ancho del mundo encontramos muchos ejemplos. Pero se ha descubierto algo que está afectando a estos árboles centenarios.
Problema a la vista
En la revista Science ha sido publicado recientemente un estudio en el que se indica que se ha incrementado la tasa de mortalidad entre los árboles de entre 100 y 300 años de edad, en muchos bosques del mundo, sabanas, áreas de campo e incluso en ciudades.
Este estudio ha sido realizado por distintos centros australianos: Centro ARC de Excelencia para las Decisiones Ambientales (CEED por sus siglas en inglés) y las Universidades Nacional y la de James Cook; así como también participó la Universidad de Washington.
Se ha comprobado, que es un problema de amplitud mundial y que está ocurriendo en todas las latitudes, desde el Parque Nacional de Yosemite, sabanas africanas, bosques lluviosos de Brasil, bosques templados europeos, así como también bosques boreales.
¿Por qué están desapareciendo?
Este descenso alarmante parece deberse a una combinación de factores, incluyendo el aclaramiento de los bosques, prácticas agrícolas, cambios producidos por el hombre en los regímenes de incendios, explotaciones forestales, ataques de insectos y cambios climáticos rápidos, dijo Jerry Franklin de la Universidad de Washington.
David Lindenmayer, del Centro ARC, indicaba que incluso en estudios de 1860, extendidos durante un período de 30 años, se mostraba que en bosques de eucalipto en Australia, se confirmaba no solo que los grandes y longevos árboles morían en masa en incendios forestales, sino que en años sin incendios, desaparecían 10 veces más rápido que el resto de árboles, aparentemente debido a la sequía, a altas temperaturas, talas de árboles y otras causas.
¿Qué papel juegan estos árboles centenarios?
Estos grandes árboles juegan papeles ecológicos críticos: proveen de nido o de refugio para más del 30% de todos los pájaros y animales en algunos ecosistemas, almacenan ingentes cantidades de carbón, reciclan nutrientes del suelo y enriquecen el medio para que se desarrollen otras formas de vida en ellos, e influyen en el flujo de agua dentro de los paisajes, así como en el clima local.
En paisajes agrícolas, estos árboles pueden ser puntos focales para la restauración de la vegetación, ayudando a conectar el paisaje por la actuación como plataforma para muchos animales que dispersan semillas y polen.
¿Condenados a desaparecer?
Según los investigadores, la tendencia es sumamente negativa, pero están reclamando una investigación a nivel mundial para confirmar la pérdida en extensión de estos grandes árboles, e identificar áreas en las que tienen una mejor oportunidad de supervivencia.
Para los investigadores, la pérdida global de estos grandes árboles tiene que ser comparado a la pérdida de grandes mamíferos como elefantes, rinocerontes, tigres y ballenas, con lo que son necesarios programas de conservación de estos árboles centenarios, para asegurar su supervivencia.
En ocasiones se le da una repercusión global (totalmente merecida) a la extinción de especies animales, pero no se le da ninguna repercusión a la extinción de especies vegetales, olvidándonos de lecciones básicas de ciencias naturales: fauna y flora hacen el ecosistema, si de la ecuación desaparece la flora, tarde o temprano, desaparecerá la fauna.
Es posible que mientras leas este artículo, te venga a la mente algún árbol singular, que esté situado cerca de donde vives, o que hayas visitado, dínos cuál es, y qué medidas de protección piensas que los gobernantes deberían adoptar para protegerlo.
Fuente: Science
Imagen: Ojo Digital