Ataques de ira, en el cerebro está la respuesta

Todos conocemos a una de esas personas incapaces de controlar sus ataques de ira. Las hay que sólo lo hacen en situaciones extremas, como  un atasco de tráfico muy grande o una discusión especialmente acalorada. Sin embargo, otras sufren rabietas tan frecuentemente que se llegan a convertir en algo enfermizo, en ocasiones asociado a trastornos como la esquizofrenia o la bipolaridad. Si no hay ninguna afección relacionada,  muchos expertos consideran culpables algunos factores externos, como el ambiente o la situación familiar. Como mucho, se asocia fisiológicamente a un descontrol en los niveles de neurotransmisores.  Sin embargo, según una serie de investigadores de la Universidad de Chicago, este tipo de comportamientos parecen estar asociados, además,  a un tamaño reducido de algunas zonas del cerebro.

El trastorno intermitente explosivo

Como “ataques de ira derivados en pataletas sin causa aparente” era muy largo y bastante poco vistoso, los investigadores decidieron llamar a este tipo de comportamientos “trastorno intermitente explosivo”, o IED (intermittent explosive disorder) . Este trastorno consiste, como os decía, en reacciones exageradas, violentas e impulsivas ante situaciones causantes de estrés. Está claro que algunos factores emocionales pueden influir, no podemos “echarle toda la culpa al cerebro”, pues haber crecido en situaciones de exclusión social o en ambientes familiares difíciles puede llevar a cualquiera a tener este tipo de reacciones. Sin embargo, también se han observado en pacientes que no parecían tener motivos ambientales, por lo que era necesaria una investigación más profunda. De hecho, según el DSM-5, un manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, el IED se define como una trastorno cerebral, no solamente de personalidad.

La respuesta está en el cerebro

Para el estudio, los investigadores analizaron a través de resonancia magnética de alta resolución los cerebros de 168 sujetos, haciendo especial hincapié en sus niveles de materia gris.  De estos pacientes, 57 tenían IED, 53 eran controles sanos y el resto controles con trastornos psiquiátricos. De todos ellos, los que padecían IED tenían una cantidad mucho menor de materia gris en zonas como el córtex prefrontal, la amígdala, el córtex cingulado anterior y la ínsula. Estas regiones, por lo general, se asocian al control de los impulsos y la agresividad, por lo que una menor cantidad de materia gris denota un número más reducido de neuronas en ellas y, por lo tanto, un peor dominio de estas situaciones.

 Problemas de salud derivados del IED

Tratar este trastorno es muy importante, pues las rabietas impulsivas de estos pacientes no sólo son incómodas para quiénes las presencian; sino que, además, suponen problemas de salud que pueden llegar a ser bastante graves. Está demostrado que aquellas personas que sufren ataques de rabia tras discusiones de pareja, atascos de tráfico y otras situaciones similares tienen una mayor probabilidad de padecer trastornos cardiovasculares, debido al aumento de la presión arterial y al secreción descontrolada de hormonas como la epinefrina y la norepinefrina, por lo que es muy importante tratarlos. Estos ya se viene haciendo desde hace tiempo,  a través de terapia psicológica, pero conocer la raíz del problema puede ayudar a conseguir una solución más efectiva.  De todos modos, hasta que esto se pueda solucionar, recordad lo que a veces le decimos a los niños pequeños para que controlen sus rabietas. Contad hasta diez antes de explotar.

Vía: Medical daily

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