Me he decidido por este tema porque, a pesar de ser una enfermedad que contraen mayoritariamente los perros, los casos en los humanos se están multiplicando, siendo Fuenlabrada el mayor foco de casos registrados en España en los últimos años, con algo más de un centenar de infectados. Pero tranquilos, la incidencia de esta enfermedad en humanos es muy baja en nuestro país, aunque afecta a unos 2 millones de personas en todo el mundo al año. No obstante, debemos conocerla para poder detectarla a tiempo, si se diera el caso.
La Leishmaniasis es una enfermedad que causa un parásito del género Leishmania spp. Son protozoos del mismo grupo que los que causan la famosa enfermedad del sueño, transmitida por la mosca tse-tse. El parásito necesita como vector un artrópodo, normalmente un mosquito del género Phlebotomus (en la imagen superior). Existen varios tipos de leishmaniasis causadas por distintas especies de parásitos pero os hablaré del tipo que nos afecta en España. Los perros son el reservorio principal como foco de parásitos, pero también algunos roedores.
El ciclo biológico es el siguiente: el mosquito pica a un huésped infectado y en su tubo digestivo el parásito se va desarrollando. Cuando pica de nuevo inyecta los parásitos en un estado de desarrollo mayor, entran en contacto con nuestro sistema inmune, alcanzan un estado maduro, se reproducen y en el caso de la leishmaniasis visceral, afectan a varios órganos vitales, como el bazo, hígado, médula ósea y ganglios linfáticos.
Hay dos tipos de esta enfermedad, la cutánea y la visceral. La cutánea es la forma más leve, causando lesiones en la piel. La visceral es la más grave y las manifestaciones clínicas son principalmente fiebre, cansancio y pérdida de peso. El período de incubación de ambas es de 2 semanas a varios meses, incluso existen casos de varios años de incubación.
Lo más común es que los síntomas empiecen pero no los asociemos con la picadura de un mosquito. El tipo visceral empieza con una fiebre poco alta, descomposición, dolores, falta de apetito y pérdida de peso. Continua con una elevación de la fiebre, se acentúan los problemas gastrointestinales, la piel parece seca y pálida y el abdomen aumenta de tamaño debido a causa de un recrecimiento del hígado y el bazo (hepatoesplenomegalia).
En las fases más avanzadas la piel torna a un color pardo, sobre todo en las manos, brazos y alrededor de la boca y los síntomas antes mencionados se acentúan más aún.
Es una enfermedad que tiene tratamiento y que, de hecho, hay que tratar. No se cura espontáneamente como otras y al padecerla pueden aparecer otras enfermedades bacterianas oportunistas y complicar la situación bastante. Si no acudimos a un médico, el desenlace puede ser fatal.
Precauciones que podemos tomar
Los mosquitos que transmiten esta enfermedad suelen localizarse en zonas de aguas estancadas o de pequeñas lagunas donde el agua no se renueva, frecuentes en muchos parques. Por el bien de nuestras mascotas y del nuestro debemos evitar siempre estas zonas y más aún si se trata de países tropicales, donde los mosquitos transmiten otras muchas enfermedades distintas.
Con esta entrada tenemos un ejemplo más de los peligrosos que pueden resultar estos pequeños y molestos insectos.
Fuente: Microbiología y parasitología médica (Ed. Masson), El País