¿Habéis tenido que regalar algo a un niño últimamente? Si es así, tendréis en vuestra mente la imagen de decenas de hileras de estanterías repletas de juguetes de lo más variado: instrumentos musicales, ordenadores infantiles, muñecas con bastante más conversación que más de uno de mis conocidos, coches con sonoros motores… Encontrar un juguete silencioso es una tarea complicada; pero, ¿para qué? Si cuanto más ruido hagan más le gustan a los niños. Sin embargo, especialmente si el juguete es para un niño muy pequeño, este tipo de regalos podría no ser una buena idea. Y es que, según un reciente estudio de la Universidad del norte de Arizona, los juguetes ruidosas dificultan la comunicación entre padres e hijos, tan necesaria para el desarrollo del habla en las primeras etapas de la infancia.
Bebés y ruidos, una mala combinación
La investigadora principal del estudio, Anna Sosa, controló las conversaciones entre 26 bebés y sus padres, a través de un micrófono introducido en el bolsillo de los bebés. Previamente, se les proporcionaron varios juguetes diferentes, que se podían dividir en dos tipos: juguetes electrónicos con sonido y otros más tradicionales, como puzzles, rompecabezas y libros de cartón.
Las sesiones de juego duraron quince minutos; durante los cuales, los padres a los que se les habían proporcionado juguetes del primer tipo pronunciaron aproximadamente unas 40 palabras por minuto, mientras que los que tenían juegos tradicionales, subieron la media a unas 56. Además, los que jugaron con libros de cartón, incrementaron aún más los resultados, diciendo unas 67 palabras por minuto.
Estos bebés, entre 10 y 16 meses, se encontraban en un momento decisivo en el desarrollo del lenguaje, en el cual es muy importante la tendencia a imitar las palabras de sus padres. Por eso, se puede decir que el proceso de aprendizaje se mostró perjudicado en aquellos que jugaron con juguetes electrónicos, con respecto a los que lo hicieron con rompecabezas y, especialmente, los que utilizaron libros. Por otro lado, existen otros estudios que demuestran que los bebés emiten más sonidos similares a palabras después de que sus padres les cuenten cuentos que al jugar con otro tipo de juguetes.
Por lo tanto, este estudio no quiere decir que se deba prohibir a los niños jugar con juguetes electrónicos con sonido; sino que los padres, que al fin y al cabo son los adultos en este asunto, no deben caer en permitir que las únicas palabras que sus hijos oigan sean las pronunciadas por un muñeco. En esa etapa lo importante es educar jugando; así que, como en tantos otros ámbitos, debemos tener en cuenta una regla muy importante: que la tecnología no derroque a los libros.
Vía Science News