No es ninguna novedad el hecho de que cada día los smartphones y tablets están calando más y más en nuestras vidas. La mayoría de los usuarios (según los estudios) los utilizan para comunicarse mediante las aplicaciones de mensajería o redes sociales, y para jugar. Pero hay mucho mundo más allá de estos usos, como lo son algunas aplicaciones de salud y medicina, y algunos doctores ya han visto el potencial que pueden tener dichas aplicaciones.
Evidentemente no todo el mundo dispone de un smartphone, pero ya que existen, ¿por qué no utilizar su potencial para cuidar de la salud? Eso parecen haber pensado también algunos médicos de Estados Unidos, pues el control de enfermedades crónicas como son la diabetes, el asma, la hipertensión y otras muchas más puede hacerse más llevadero gracias a estos pequeños y manejables dispositivos. Como bien comenta Albert Lai, experto de informática biomédica de la Universidad Estatal de Ohio.
“Creo que esta revolución App tiene uno de los mayores potenciales de revolucionar el cuidado de la salud y puede ser un gran cambio de paradigma en la manera de prestar atención médica. No necesitamos un dispositivo especializado, ya que integraremos esta atención médica en algo que la gente ya posee, como son los smartphones”
Por si fuera poco, las aplicaciones para estos dispositivos son cada vez más sencillas y amenas de usar, no es necesario tener muchos conocimientos ni complicarse demasiado la existencia. Y, por supuesto, los beneficios pueden ser bastante destacables. Gracias a los smartphones podemos medir la condición física de un paciente, poner recordatorios de las diferentes medicaciones (además de ordenarlas correctamente, también gracias a las aplicaciones) e incluso explicarles mejor las enfermedades mediante vídeos o animaciones interactivas.
Pero ahora ya no nos quedamos solo en estas aplicaciones, pues el mHealth es un nuevo nivel. Este es el nombre que dan los profesionales a los dispositivos que pueden conectarse y transferir sus datos a través de los smartphone. Por ejemplo, el Sistema de Análisis de Glucosa en Sangre iBGStar, un medidor de azúcar que se enchufa a los smartphone. O el monitor de presión arterial iHealth, un manguito de presión arterial también conectado al teléfono, o el SmartHeart, un arnés de monitorización cardíaca que también transmite sus datos al teléfono.
Posteriormente los datos recogidos desde estos aparatos gracias al smartphone se analizan y se pueden compartir con los médicos. E incluso está el añadido de que la propia aplicación sugiere cambios en el estilo de vida o comportamiento para tener unos mejores resultados en las pruebas. Todo ventajas, como dice el Dr. Clay Marsh, director ejecutivo del Centro Estatal de Ohio para el Cuidado y Salud Personalizados:
“Las aplicaciones no ayudarán solo a que los médicos sepan que sus pacientes tienen una buena base diaria, sino que además capacitaran al paciente para hacer cosas que mejorarán su calidad de vida”
Eso si, al menos en Estados Unidos, la FDA (Food and Drug Administration) supervisa las diferentes aplicaciones médicas (de la misma forma que supervisa los nuevos medicamentos que salen al mercado), pues deben cumplir unos mínimos requisitos de seguridad, tanto por el bien del paciente como por el bien del médico. Se trabaja con datos íntimos muy importantes que no deben acabar en malas manos ni perderse por ninguna razón.
Finalmente, están los costes, pues disponer de este tipo de aplicaciones reduce bastante el coste de la atención médica. Esto no quiere decir que las aplicaciones sean un sustituto de los médicos, ni mucho menos, pero sí pueden reducir las visitas a urgencias, los ingresos hospitalarios y demás consultas. Es un ahorro monetario, y también de tiempo, para el sistema sanitario y para el paciente.
Vía | Dispatch.
Imagen | Meedicina.com