El hecho de de nombrar a una especie como invasora hace que se catalogue como dañina pero, en contadas ocasiones como la que os voy a contar hoy, no son tan malas como las pintan y ayudan a la recuperación de un ecosistema. Un ejemplo de ello es el cangrejo de mar común o cangrejo verde (Carcinus maenas). En un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Brown en las marismas del Cabo Cod en Massachusetts se demuestra que este cangrejo está contribuyendo a la recuperación de las marismas de esa zona.
Cuando los “malos” se convierten en buenos
Las marismas del Cabo Cod están sufriendo un fuerte asedio de las algas que allí crecen por parte de una especie de cangrejo (Sesarma reticularum) que se alimenta de ellas y ha sido otra especie de cangrejo invasora, el cangrejo verde, la que está ayudando a la recuperación de las algas. El estudio se publica en la revista Ecology.
Cuando una especie invasora llega a un nuevo ecosistema, la mayoría de las veces desplaza a las especies que allí viven o directamente acaban con los recursos. En este caso, los cangrejos autóctonos son los que están destruyendo el ecosistema y es la especie invasora la que está salvando la situación. Lo que está consiguiendo este nuevo cangrejo invasor es ahuyentar al cangrejo que está diezmando las algas de las marismas.
Los pastos de algas son muy importantes porque son las que evitan la erosión masiva de los ecosistemas en los que habitan. Los investigadores llevaban años estudiando el asedio de los pastos de algas de estas marismas y observaron que en algunas zonas surgían brotes, aunque no los suficientes para una total recuperación. Igualmente, observar una recuperación desconcertó a los investigadores y se pudieron manos a la obra para encontrar la razón de esa recuperación.
En las zonas de nuevos brotes los cangrejos verdes eran más abundantes (un máximo de 2,8 cangrejos por metro cuadrado) que en las zonas más afectadas. De igual manera, en las zonas más afectadas es donde se encontraban la mayor parte de las madrigueras del cangrejo autóctono.
Para probar su teoría, pusieron en un mismo terreno vallado a las dos especies y observaron qué pasaba. El resultado fue siempre el mismo, la especie invasora ganaba el combate de apropiación de las madrigueras, haciendo que el cangrejo autóctono se tuviera que ir. De hecho, se comprobó que la sola presencia del cangrejo verde es suficiente para disuadir al otro cangrejo, no tienen ni que luchar. Es como si fueran auténticos espantapájaros.
Por último, el investigador principal del estudio, Mark Bertness, resalta que su estudio ofrece dos nuevos puntos de vista para la ecología: la primera es que en ocasiones, las especies invasoras pueden ser útiles y la segunda es que se debería tener en cuenta el poder que una especie invasora tiene con su sola presencia y no fijarse únicamente en los ataques.
Fuente: Universidad de Brown