Os acordáis de la típica pregunta: ¿Tú qué prefieres? ¿El invierno o el verano? ¿La playa o la montaña? Pues hoy os voy a dar motivos para cambiar vuestra respuesta a los que os decantéis por el invierno. El verano (y la primavera) son buenos para nosotros, contribuyen a nuestra salud mental.
Beneficios del verano:
El verano o en general las estaciones cálidas proporcionan unas condiciones climáticas que condicionan muchos otros procesos y modulan los hábitos y conductas de las personas, son estos los que luego alteran el funcionamiento del cuerpo y de la mente de formas que no permiten otras estaciones. Veamos los cambios que produce esta estación, uno a uno, y las consecuencias sobre la mente:
- Hay más horas de sol: Más horas y más intenso. Esto parece una tontería pero lo cierto es que el sol proporciona muchos beneficios al organismo:
– El cuerpo produce vitamina D para los huesos al exponerse al sol. Vivir en lugares soleados reduce las probabilidades de padecer enfermedades relacionadas con los huesos o la piel, por ejemplo artritis reumatoide.
– Puede mejorar enfermedades de la piel como algunos tipos de acné y la psoriasis.
– Ayuda a aumentar el número de glóbulos blancos, es decir mejora las defensas del cuerpo.
– Disminuye la presión arterial y los niveles de colesterol (la luz ultravioleta es necesaria para metabolizarlo).
– Los rayos ultravioleta regulan la producción de melatonina lo que nos ayuda a mantenernos más despiertos.
– El sol aumenta los niveles de testosterona, mejorando por ejemplo la calidad del esperma y con moderación el apetito sexual.
– Y, el más importante a mi parecer, PROMUEVE LA SÍNTESIS DE SEROTONINA, asociada a muchos procesos mentales (mejora el estado de ánimo, el sueño, la conducta sexual, etc…). La luz solar afectará a otras sustancias también relacionadas con la modulación cerebral (por ejemplo la Dopamina, aunque el efecto esta menos claro).
- Las vacaciones: Los niños tienen vacaciones del colegio, lo que nos permite pasar más tiempo con ellos (para algunos esto será más bien motivo de estrés), más tiempo en familia, los amigos tienen vacaciones lo que nos permite verles más, pasar más tiempo juntos y nosotros puede que tengamos vacaciones en Agosto o por verano, lo que nos permitirá desconectar y relajarnos. En conjunto el verano aumenta la frecuencia de relaciones sociales y el tiempo de ocio, lo cual beneficia a la mente. Además muchas personas viajan lo cual es muy positivo para la mente.
- Aumento de la temperatura: Las altas temperaturas reducen la influencia de las enfermedades cardiovasculares. Muchas enfermedades físicas se benefician del aumento de las temperaturas, por ejemplo enfermedades asociadas al dolor y la inflamación.
- Hay más horas de luz: Lo cual implica que pasamos más horas al aire libre o realizando actividades fuera de casa (y si no es así, debería serlo), esto implica más actividad física lo cual a su vez aumenta la producción de serotonina y también proporciona endorfinas. Estar fuera de casa despeja la mente y nos ayuda a desconectar.
- Cambios en la dieta: La dieta promovida por el verano es una dieta que disminuye las enfermedades coronarias, una dieta rica en frutas, ensaladas y más actividad física. La dieta mediterránea, la más conocida por sus efectos beneficiosos para el organismo proviene de lugares donde el sol la potencia, son alimentos que se cultivan con sol y que se comen en verano. Esto implica buenos niveles de ácidos grasos, de vitaminas y minerales y ello se traduce en una mejor producción/modulación de los niveles de neurotransmisores y una mejor salud física y mental.
- El estilo de vida cambia un poco: En verano parece que la norma es ir más relajados, con menos prisas, la gente está más animada y eso se contagia, la gente quiere hacer más planes. También cambia nuestra forma de vestir, llevamos menos ropa, nos sentimos más liberados, la atracción sexual puede aumentar (así como va disminuyendo la cantidad de ropa que llevamos), el moreno nos sienta bien, nos hace sentirnos más atractivos, conocemos gente nueva, el ambiente en las zonas costeras cambia y es mucho más animado con la llegada del turismo y la apertura de los negocios. Para muchos sectores económicos (olvidemos provisionalmente la crisis) son tiempos de vacas gordas (sectores como las agencias de viajes, hostelería y restauración, etc…).
Trastorno afectivo estacional o SAD:
Este trastorno es una evidencia más de los beneficios del verano para la salud mental.
El TAE (Trastorno Afectivo Estacional) o SAD por sus siglas en Inglés (Seasonal Affective Disorder) afecta al 20% de la población, casi siempre aparece en invierno, aunque hay un 10% de casos que aparecen en Verano (pero estos los dejaremos aparte). Los síntomas son muy similares a una depresión (de hecho es una depresión estacional) con la excepción de que reaparecen y desaparecen cada año por las mismas fechas (solo aparece durante los meses de invierno y poca luz). Entre los síntomas se incluyen: Tristeza, disminución del nivel de energía, cambios en el apetito, fatiga, alteraciones del sueño, irritabilidad, disminución de la libido, etc… Suelen ser característicos de las depresiones estacionales los síntomas vegetativos: hipersomnia e hiperfatiga, aumento del apetitivo, hipersensibilidad al rechazo interpersonal (síntomas similares al trastorno depresivo atípico).
Es más frecuente entre mujeres, en edades comprendidas entre los 20 y 40 años y en zonas de latitudes altas (por su clima y baja exposición solar).
Con el sol la glándula epífisis (hipotálamo) fabrica serotonina, al parecer esta producción surge de forma intermedia entre la información de la luz que proporcionan los órganos de la vista y los neurotransmisores que regulan las funciones del cuerpo y el estado de ánimo. Con la oscuridad se segrega melatonina, que no beneficia el estado de ánimo. Al haber menos luz en invierno se postula que la consecuente disminución de serotonina sería la causante de este trastorno. Estudios han demostrado que la cantidad de serotonina disponible en el cerebro se reduce en los meses de invierno. Además parece ser que el ajuste es muy rápido, produciéndose el mismo día. Queda por estudiar si estos efectos son más agudos en personas con predisposición a desarrollar trastornos afectivos.
LA FOTOTERAPIA: Es el tratamiento de primera línea para este trastorno (junto con los antidepresivos). Es una luz muy potente que imita la luz solar, son las conocidas como lámparas “Full espectrum” (unos 10.000 lux). Se recomienda que la persona se exponga a la luz de la lámpara durante unos 30 minutos al día, a unos 60 cm de distancia de la lámpara, normalmente a primera hora de la mañana. La idea es tener los ojos abiertos aunque sin mirar directamente a la luz. El tratamiento se inicia en otoño, antes de que se inicie el invierno. Su efecto tarda unas 3-4 semanas en aparecer.
¿Y lo malo del verano?
Estos beneficios están sujetos a relatividades, por ejemplo el sol es bueno, sí, pero con moderación, usando protección solar e hidratándonos frecuentemente. Quemarse a lo bonzo no beneficia a nadie. El calor es bueno hasta que se vuelve insoportable. Los niños son monos hasta que nos cansamos de tenerlos correteando por casa. Por lo general el Verano es positivo pero puede tener también algunos efectos negativos, como son los problemas de concentración derivados del aumento de las temperaturas, para mucha gente supone un verdadero trauma tener que ir a la playa en biquini y se pasan todo el verano a dieta y para otros el no tener vacaciones en verano les impide disfrutar del mismo. Pero bueno, aún así yo creo que el verano es la estación más fácil de disfrutar y sin duda deberíamos sacarle provecho.
Fuente: Jano, El tiempo, Puleva Salud, Vanidades, El Mundo, En buenas manos,