El hecho de consultar nuestros síntomas en Internet en lugar de consultar directamente a nuestro médico lleva años convirtiéndose en un problema más o menos molesto para el sistema de sanidad. Ni que decir que, misteriosamente, todas estas consultas llegan a un punto donde por un simple catarro podemos llegar a pensar que tenemos una enfermedad realmente grave, cuando por supuesto eso ni es cierto ni podemos detectarlo con una simple búsqueda en Google.
En su día ya os hablé de esta “manía” de buscar enfermedades por la Red, un término que actualmente recibe el nombre de Cibercondría, aunque entre médicos (y futuros médicos) solemos usar un término más humorístico, como Dr. Google.
Sea como sea, el problema es que intentamos saber más que el profesional, es como si yo no tuviera ni idea de alguna materia (digamos astrofísica por ejemplo), y creyera que una búsqueda en Internet podría convertirme en medianamente experto sobre la materia. Evidentemente son necesarios años de estudio para dominar tanto esta materia como cualquier cosa, como es la medicina, pero parece que el hecho de buscar síntomas en la Red o consultar a nuestros más allegados a veces es suficiente para nosotros, y no debería funcionar así.
Todas estas “críticas” que comento hoy vienen a raíz de un reciente informe llevado a cabo por IPSOS, el Informe Socialogue, realizado en 24 países del mundo donde se incluyen varios países de Europa y Asia. En referencia a España, hasta un 48% de la población consulta Internet para desengranar sus síntomas, un porcentaje un poco por encima de nuestros vecinos franceses (43%) y alemanes (42%), pero también un poco menor que los italianos (55%) o los británicos (49%).
Eso si, parece que la población asiática es más relajada en este aspecto, ya que tanto en Japón (27%) como en Corea del Sur (30%) las cifras de porcentajes son casi la mitad que en Europa.
Por otro lado, si tenemos en cuenta el sexo, las mujeres son las que más consultan su enfermedades en Internet (55%), sobre todo entre los 50 y 64 años (52%). Además también se tienen datos sobre el estatus social de los consultantes, donde hasta un 50% tienen una educación media o alta.
Como veis, el asunto es bastante preocupante. En medicina, como en cualquier otra rama de la ciencia, no nos podemos fiar ni de las películas, ni de Internet, ni de cualquier otro medio audiovisual fuera de los profesionales del sector. Además en este caso estamos jugando con algo demasiado valioso, nuestra salud.
Vía | EuropaPress.