Premio Nobel de Medicina 2013: El Transporte Celular

Como todos los años, ha llegado ese importante momento para la ciencia: Los Premios Nobel. Y, como ya sucede en otras ocasiones, el premio de Medicina de este año ha recaído en investigaciones de hace algunas décadas, e incluso separadas entre ellas pero con un mismo objetivo de investigación, el mecanismo de transporte celular. En esta ocasión los galardonados son dos estadounidenses, James Rothman y Randy Schekman, y un alemán, Thomas Südhof. Gracias a sus hallazgos y estudios de este transporte hemos podido comprender mejor cómo se producen algunas enfermedades como la diabetes (donde falla el transporte de insulina), o algunos trastornos inmunológicos (donde los fallos de comunicación entre células provocan que nuestro cuerpo se ataque a sí mismo).

Para simplificar las cosas, digamos que el transporte entre células funciona a modo de puerto, donde los mensajeros (moléculas) tienen que medir su acción de forma perfectamente cronificada, ya que el más mínimo fallo acaba derivando en diversos tipos de enfermedades.

Este sistema de mensajería es realmente complejo, ya que son varios sistemas que, a su vez, tienen que coordinarse entre ellos (recordemos el sistema hormonal, que a su vez se divide en varios subsistemas; o el sistema de neurotransmisores cerebral, entre muchos otros). Además, todas las moléculas transportadas deben atravesar los vasos, o incluso células, para llegar a su destino, y este proceso requiere diversos tipos de transporte específicos según la molécula concreta.

“Los tres laureados descubrieron los principios moleculares que gobiernan cómo se envía esta carga al lugar y la hora correcta”

Uno de los sistemas más usados por estas moléculas son las denominadas vesículas, unas pequeñas “burbujas de grasa” que contienen, transportan y protegen a las moléculas. Si las vesículas funcionan mal, también se producen enfermedades. Es decir, el exceso o el déficit de liberación de moléculas, o problemas en su transporte (como el fallo en las vesículas) puede acabar en enfermedad. La organización debe ser muy exacta y concreta para que todo funcione como debe.

Así explicado parece medianamente simple (digo medianamente porque ahora sale en todos los temarios de biología básica), ha costado décadas de descubrir. Para que os hagáis una idea, el primero en estudiar este tipo de transporte fue Randy Schekman en los años 70 gracias al estudio de la levadura.

Unos años después, James Rothman, en los años 80 y 90, siguió estudiando el transporte celular y el uso de vesículas en las células de los mamíferos, y como estas vesículas se fusionan a las células gracias a una proteína.

“El hecho de que existan muchas proteínas de este tipo y que se unan sólo en combinaciones específicas asegura que la carga sea llevada a un lugar preciso”

Finalmente llegó Thomas Sürdhorf, cuya curiosidad le llevó a investigar el transporte de las células en el mismo cerebro.

Como veis, es un tema complejo, pero muy importante para comprender y tratar muchísimas de las enfermedades actuales. Tanto a nivel metabólico (como la conocida diabetes, o el síndrome metabólico), como a nivel cerebral (como sucede en el Alzheimer o el Parkinson, donde algunas moléculas dejan de liberarse y el cerebro deja de funcionar con normalidad). Complejo, sí, pero tremendamente útil.

Vía | BBC.

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