Nuestra sociedad no está pasando por su mejor momento, es algo evidente, y ya los que vivimos en España es otro nivel de sufrimiento y desesperación por la situación monetaria. Por supuesto, todas estas emociones diversas tienen sus consecuencias y sus diversas formas de manifestarse. En este caso, mediante una afectación de nuestro corazón y nuestro sistema cardiovascular a causa de un elevado estrés y ansiedad.
De hecho, se ha realizado un estudio al respecto de esta relación, es decir, como afectan las crisis económicas a nuestro sistema cardiovascular (hoy en día hay estudios para todo). En este caso, el estudio que os contaré se realizó entre 1960 y 2002 durante las diversas crisis económicas y como estas afectaban a los individuos y a su riesgo de ataque cardiaco y, finalmente, a su aumento de mortalidad.
Según Rafael Floreciano, jefe de Servicio de Cardiología del Hospital USP San Jaime de Torrevieja (Alicante), la mortalidad de causa cardiovascular a corto plazo durante una crisis económica puede dispararse hasta el 6,4% de la población, gracias a los diferentes factores que tales situaciones conllevan, como el aumento de presión arterial (gracias a la preocupación, la ansiedad o el estrés), el cambio de dieta (dejando de lado la dieta mediterránea por la comida basura) y también las recaídas de exfumadores o la falta de dinero para medicamentos.
Dicho esto, quedémonos por uno de los factores importantes, que es la alteración de la presión arterial. Cabe destacar que esta alteración no es una enfermedad en si misma, pero la cabezonería de los médicos en tenerla controlada viene a raíz de que, si la tensión se desboca, el resultado puede ser letal (de ahí el denominarle “factor de riesgo”). Y esto es lo que el Dr. Floreciano nos comenta:
“La crisis económica se está convirtiendo en una fuente de estrés que altera la presión arterial, implicando un riesgo significativo del aumento de la hipertensión. Durante la crisis económica existen riesgos múltiples de alteraciones arteriales, debido a los factores tradicionales que se suman a otros, como la preocupación por la pérdida de empleo, las deudas o la disminución de ingresos. Estos factores provocan un rápido impacto sobre la salud, con alteraciones a varios niveles”
En definitiva, la suma de las preocupaciones, estrés y ansiedad dan lugar a un aumento de la tensión arterial, y esto puede provocar un aumento del riesgo de infarto o incluso una muerte súbita (muerte de causa desconocida, rápida y generalmente insalvable por su rapidez). Para que nos entendamos, si por una tubería circula agua a mucha presión desde la bomba, en algún momento esta bomba no dará para más, no será capaz de seguir trabajando a esa presión, y se parara o se romperá. Esto es lo que sucede con la hipertensión arterial, que es necesario tenerla controlada para que nuestro corazón (“la bomba”) no acabe parándose.
Por último, el Dr. Floreciano también nos recuerda que la comida basura provoca un aumento de peso, que a su vez influye también en la presión arterial. Y, además, durante una época de crisis se tiene menos tiempo para hacer ejercicio físico o menos dinero para pagarse un gimnasio, dando lugar así a una posible obesidad que también repercutirá en la tensión arterial y el riesgo de infarto.
Así pues, los enfermos que ya sean hipertensos deben tener mucho cuidado en situaciones como la actual, y los que aún no lo son, deberían cuidar estas diferentes facetas de la vida para no acabar siéndolo. Como siempre, las recomendaciones son comer bien, de forma sana y equilibrada, y hacer ejercicio. Sé que nos repetimos mucho, pero las cosas se dicen por algo.
Vía: Europapress.