“Ni la utilidad del mentir es sólida,ni el mal de la verdad perjudica mucho tiempo.” Decía Juan Luís Vives, filósofo valenciano del siglo XVI, y no se equivocaba, ya que según estudios recientes la mentira es tan inútil que reduce nuestra salud mental y física mientras que la verdad, lejos de perjudicarnos, mejora nuestra salud.
Se calcula que un americano medio dice unas 11 mentiras por semana, así que un equipo de psicólogos de la Universidad de Notre Dame han querido averiguar si llevar una vida más honesta podría realmente proporcionarnos una mejor salud.
Para resolver esta inquietud, Anita E. Kelly y Lijuan Wang realizaron un estudio durante dos semanas contando con 110 voluntarios con edades comprendidas entre 18-71 años.
Aproximadamente la mitad de los participantes fueron instruidos para dejar de decir mentiras mayores y menores durante estas 10 semanas. La otra mitad sirvió como grupo control, por tanto, no recibió instrucciones especiales acerca si mentir o no. Ambos grupos acudieron al laboratorio cada semana para evaluar su nivel de salud y someterse a una prueba de polígrafo para evaluar la cantidad de mentiras grandes y blancas que habían dicho durante la semana.
Tras el transcurso de estas 10 semanas se comprobó que el vínculo entre mentir menos y la mejora de la salud era significantemente fuerte para el grupo de los no-mentirosos. Por ejemplo, si una persona en este grupo decía tres mentiras blancas (también llamadas mentiras sociales, son las que se dicen “para quedar bien”)menos de las que había dicho durante otra semana, experimentaba una media de cuatro quejas sobre salud mental menos (como por ejemplo sentirse tenso o melancólico) y alrededor de tres quejas menos sobre salud física (por ejemplo dolores de garganta o de cabeza).
Por otro lado, cuando los miembros del grupo control decían tres mentiras blancas menos, experimentaban alrededor de dos quejas menos sobre salud mental y sobre una queja menos acerca de su salud física. El patrón era similar a este para las mentiras mayores.
Cuando los participantes, independientemente de si pertenecían al grupo control o al grupo de estudio, mentían menos durante una semana concreta, afirmaban haber disfrutado de una salud mental y física significantemente mejor. Además, afirmaban que sus relaciones personales más cercanas habían mejorado y que sus interacciones sociales habían transcurrido, en general, sin problemas.
“Los analisis estadisticos mostraron que esta mejora en las relaciones sociales quedaban significantemente explicadas por la mejora de la salud asociada a decir menos mentiras” dijo Wang.
Al final del estudio, los participantes del grupo de no-mentirosos describieron sus esfuerzos para no mentira a los demás en sus relaciones del día a día. Algunos afirmaron haberse dado cuenta de que podían simplemente decir la verdad acerca de sus logros diarios en vez de exagerarlos, mientras dijeron haber dejado de dar falsas excusas por llegar tarde o no ser capaces de completar alguna tarea. Otros, en cambio, declararon haber aprendido a evitar mentir respondiendo a una pregunta peliaguda con otra pregunta para distraer a la otra persona.
Fuentes: Science Daily/Medical News Today