El suicidio es un tema que mucha gente considerá tabú, como si el hablar de ello pudiera hacer que ocurriera, un poco como hablar de la muerte o del sexo. Pero esto lo único que ha conseguido es que la gente con tendencias suicidas no reciba la atención necesaria y que la población general tenga unas creencias muy erróneas respecto al tema. Según estadísticas de la OMS en el 2010 ocurrieron 14.5 suicidios por cada 100 000 habitantes, o lo que es lo mismo: un suicidio cada 45 segundos. Es una de las primeras causas de muerte y se prevé que su incidencia aumente.
Mitos…
Los siguientes son algunos de los mitos existentes alrededor del suicidio (Wekstein, 1979; Davison & Neale, 1996; Pérez Barrero, 2005):
1- MITO: Los que hablan sobre suicidio no lo llevan a cabo. REALIDAD: De cada 10 personas que se han suicidado, 8 habían advertido de forma clara sus intenciones.
2- MITO: El suicidio se ocurre sin previo aviso. REALIDAD: Hay muy pocos casos en los cuales no haya ningún aviso.
3- MITO: Una vez que una persona esté en estado suicida, lo estará para siempre. REALIDAD: La situación que lleva al suicidio se puede superar.
4- MITO: La mejoría después de la crisis suicida viene a significar que el riesgo de suicidio se ha superado. REALIDAD: Son muchos los suicidios cometidos al cabo de 3 meses de comenzada la aparente mejoría, momento en el cual la persona tiene la suficiente energía como para poner sus ideas y sentimientos mórbidos en práctica (especialmente en pacientes depresivos). La señal es que la tranquilidad de la persona no coincide con una resolución del problema o un evento positivo. Hay que estar alerta con esas “recuperaciones espontáneas” conocidas como “depresiones sonrientes”.
5- MITO: El suicidio es mucho más frecuente entre los ricos o, a la inversa, se presenta casi exclusivamente entre los pobres. REALIDAD: Está representado proporcionalmente en todos los niveles de la sociedad.
6- MITO: El suicidio se hereda o está en la familia. REALIDAD: Se hereda una predisposición frente a trastornos depresivos, pero no la idea suicida como tal.
7- MITO: Todas las personas suicidas son enfermas mentales psicóticas. REALIDAD: Aunque la persona suicida es extremadamente infeliz y se encuentra alterada, no se trata necesariamente de una enferma mental psicótica. De hecho, hay evidencias de pensamiento racional y de estar en contacto con la realidad. Es cierto que la existencia de trastornos mentales es un factor de riesgo muy importante, pero no se reduce sólo a ello.
8- MITO: Ser miembro de un grupo religioso es un buen indicador de que la persona no va a considerar el suicidio. REALIDAD: Que una persona se identifique con una religión, no implica que enmarque en ella todas sus creencias particulares.
9- MITO: El motivo del suicidio se puede establecer fácilmente. REALIDAD: La verdad es que es muy difícil entender por qué una persona decide suicidarse.
10- MITO: Una persona con una enfermedad física terminal, no contempla la posibilidad del suicidio. REALIDAD: Sufren un gran padecimiento físico y moral. Aunque la muerte se perciba como un hecho inminente pueden decidir acabar con el sufrimiento antes.
11- MITO: El suicidio está influido por las estaciones del año, la latitud y las condiciones climatológicas en general o los días de la semana. REALIDAD: Si esto fuera totalmente cierto, no se podrían explicar las altas tasas de suicidio en la China, Hungría o Australia, en donde no ocurren estos fenómenos.
12- MITO: El suicidio es un evento aislado. REALIDAD: Aunque hay debate, se hace clara la conexión con un factor desencadenante en la mayoría de casos, sin que éste pueda determinarse como la causa última.
13- MITO: Pensar en el suicidio es algo raro. REALIDAD: Los estudios sugieren que la idea del suicidio está presente en un 40% y un 80% de la población. Esto significa que muchas personas han pensado al menos una vez en la vida en la idea del suicidio. Otra cosa, es cuando la ideación comienza a tener una frecuencia e intensidad cada vez mayor.
14- MITO: Preguntarle a una persona sobre sus ideas de suicidio, especialmente si está deprimida, puede llevarla a querer intentarlo. REALIDAD: Muchas personas se sienten más aliviadas al poder expresar sus ideas sobre el suicidio. El sentir que pueden hablar con alguien del tema les puede ayudar.
15- MITO: Las personas que realizan intentos con medios de baja letalidad, no están considerando seriamente la idea de matarse. REALIDAD: Algunas personas no están bien informadas sobre la nocividad del método que van a emplear, como puede ser la utilización de píldoras. El método empleado no necesariamente está en consonancia con la intención subyacente.
16- MITO: Todos los que comenten suicidio están deprimidos. REALIDAD: Si bien es cierto que la depresión es uno de los trastornos mentales más frecuentemente asociados con el suicidio, no es exclusivo. Hay otras perturbaciones mentales también altamente influyentes en la posible conducta suicida de una persona: No todo suicida está deprimido, ni toda persona deprimida termina suicidándose.
17- MITO: El alcohol y las drogas no inciden en el suicidio. REALIDAD: Está comprobada la relación que hay entre el alcohol y las drogas con el suicidio. Tanto el alcohol como otras drogas inciden directamente en el manejo de impulsos, así como en el ajuste racional a la realidad.
Hay casos en los que la persona puede obtener una ganancia secundaria como llamar la atención o manipular a los demás pero dada la gravedad de un acto suicida y el peligro para la persona todo intento o señal debe ser tomada en cuenta seriamente. Tras un análisis profundo por parte de un profesional cualificado (psicólogo) se puede ver si la persona posee algún rasgo que le lleve a realizar esas conductas de manera manipuladora (trastorno de personalidad límite o histriónica, trastorno antisocial…) Pero dado que incluso en estos trastornos hay una alta probabilidad de suicidio el juzgar si “es verdad” o no que se va a suicidar no nos corresponde a nosotros. Todo indicio de suicidio debe recibir atención y ser tomado en serio.
¿Cómo saber si alguien tiene intención de quitarse la vida?
- Muestra cambios de personalidad o estado de animo alterado (esta más triste, ansioso o indiferente). Le vemos diferente a como ha sido habitualmente.
- Manifiestan intenciones aunque sea de manera sutil o hablan sobre la muerte de forma recurrente.
- Cambian sus hábitos de sueño, de alimentación o dejan de realizar tareas y obligaciones, hay un empeoramiento en el rendimiento académico.
- Se aísla de las demás personas.
- Ha sufrido un acontecimiento traumático o una muerte reciente. Un evento social estresante.
- Solucionan “asuntos pendientes”, se reconcilian con gente, regalan objetos preciados, se despiden. Puede que lo hagan de manera más simbólica.
- Abusan del alcohol o drogas, para evadir sus problemas o incluso para desinhibirse ante el suicidio.
Si identificamos a una persona y tememos que se suicide hay que ser directos y claros con ella, hablar con naturalidad del tema, estar dispuestos a escuchar y no sentenciar a la persona. Nunca hay que desafiar a la persona a que lo haga o retarla. No hay que reaccionar excesivamente como si estuviéramos impresionados. No hay que prometer mantener el secreto (debemos buscar apoyo). Ofrecer esperanza en alternativas pero no prometer ni dar garantías.
En cualquier caso, estas personas requieren ayuda y existen lugares donde les pueden ayudar. Lo mejor no es pedir a la persona que desista en la idea sino simplemente que la posponga, que de una oportunidad a la ayuda exterior, simplemente una demora temporal, ese será el inicio. Con esto hay que buscar ayuda profesional, de un psicólogo, que puede ver los motivos que llevan a esta persona a desear no vivir y que le causan malestar y ofrecer la ayuda que la persona necesita.
Fuente: Mitos suicidio, articulo mitos.
Imagen: Flikr