La tecnología cada vez nos sorprende más, y cuando ésta se utiliza en el campo de la medicina, los resultados normalmente parecen sacados de una película de ciencia ficción. Por ejemplo, las distintas pruebas de imagen que utilizan los médicos a diario son tan complejas y a la vez tan eficaces que resulta extremadamente apabullante si se analiza fríamente cómo funcionan.
La robótica es otra rama de la tecnología que en las últimas décadas está progresando de manera vertiginosa. Los nuevos descubrimientos que han mostrado al mundo un equipo de investigadores de la Universidad de Pittsburg (EEUU) es un fiel retrato de ello. Pero, ¿qué es lo que han conseguido realizar que ha asombrado a la comunidad científica?
Scheuermann consigue recuperar la movilidad con un brazo robótico
Jan Scheuermann, de 52 años de edad, sufre la parálisis de sus cuatro miembros como consecuencia de una enfermedad llamada degeneración espinocerebelosa que destruye las neuronas responsables de su correcto funcionamiento motor. Aquí es donde entra en escena un equipo de investigadores con el objetivo de recuperar al menos la movilidad de uno de sus miembros: la extremidad superior derecha.
Para ello, le colocaron varios electrodos que recogían la señal eléctrica del área cerebral que se encarga de mover esa extremidad. Estas señales eran procesadas por un ordenador que detectaba los patrones de movimiento que la mujer estaba imaginando, como levantar o bajar el brazo. Tras la traducción de estas señales, el brazo robótico operaba en función de los patrones que detectaba el ordenador.
Este experimento comenzó en el año 2012 y en ese mismo año Scheuermann consiguió realizar una serie de movimientos con el brazo robótico como flexionar la muñeca, rotarla, agarrar objetos, etc., pero no era una movilidad completa.
Con el tiempo, y para sorpresa de los científicos, Scheuermann consiguió una movilidad total del brazo robótico. Después de que el equipo le reemplazara la pinza por una mano artificial, llegó incluso a realizar movimientos con los dedos, todo esto gracias al gran esfuerzo de Scheuermann y a la extraordinaria labor del equipo que consiguió calibrar perfectamente el sistema con su cerebro.
“Nuestro proyecto ha demostrado que podemos interpretar las señales de las neuronas mediante un algoritmo con un simple ordenador para generar movimientos sofisticados y fluidos que permiten al usuario interaccionar con el medio que le rodea”, explica la investigadora Jennifer Collinger.
Tal y como destacan los integrantes del equipo, este experimento abre un abanico de posibilidades terapéuticas en un futuro no muy lejano que sin duda cambiarán radicalmente el tratamiento de estas enfermedades que ocasionan la inmovilidad del enfermo.
“En general, nuestros resultados indican que los movimientos naturales y coordinados pueden ser restaurados en aquellas personas cuyos brazos y manos están paralizados”, comenta el profesor Schwartz, el principal autor del estudio.
Fuente: Live Science