No es ninguna novedad que comer frutas y verduras sea sano para nuestro organismo. Sin embargo, se ha realizado el estudio epidemiológico más completo hasta ahora que ha revisado los resultados de estudios anteriores a gran escala. En palabras de María José Sánchez Pérez, directora del Registro de Cáncer de Granada de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) y una de las autoras de la investigación:
“Este trabajo es, hasta la fecha, el estudio epidemiológico más importante que ha analizado esta asociación”.
Y no es para menos ya que ha contado con la participación durante más de 13 años de 451.151 individuos, de los cuales hubo 25.682 fallecidos: 10.438 por cáncer y 5.125 por enfermedad cardiovascular. Este estudio, que también ha contado con participación española, ha sido publicado recientemente en American Journal of Epidemiology.
Según los resultados del estudio, el consumo combinado de frutas y verduras de más de 569 gramos al día reduce el riesgo de mortalidad en un 10%. Además, si se aumenta la cantidad diaria consumida de estos alimentos, se reduce aún más este riesgo, por lo que los investigadores hacen hincapié en ingerir la cantidad diaria recomendada.
Asimismo, se comprobó que se podrían haber evitado más muertes si aquéllos que no ingerían la suficiente cantidad de frutas y verduras hubieran tomado la cantidad diaria recomendada. Pero, ¿y qué ocurre individualmente con cada una de las distintas enfermedades como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y otras patologías crónicas?
En cuanto al corazón, se ha comprobado que una alimentación rica en frutas y verduras redujo en un 15% las muertes por enfermedad cardiovascular, una cifra para nada desdeñable. Los investigadores también estudiaron el efecto de estos alimentos por separado y parece ser que las frutas por sí solas no consiguieron una reducción significativa, aunque el consumo de verduras si consiguió una notable reducción del riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular. Dentro de éstas, las verduras crudas fueron las que consiguieron un mayor efecto.
Por otra parte, no se observó que este tipo de alimentación redujese de manera significativa la probabilidad de padecer cáncer. Según explica a SINC Sánchez:
“En relación con la mortalidad por cáncer, no se encontró una reducción estadísticamente significativa del riesgo, si bien será necesario evaluarlo según localizaciones específicas de cáncer”.
No obstante, se espera que el consumo de frutas y verduras también reduzca la probabilidad de padecer cáncer puesto que los de colon y recto, estómago, pulmón, etc., están estrechamente relacionados con su consumo.
Finalmente, un resultado que destacaron los investigadores fue el hecho de que los efectos de esta alimentación saludable fueron mayores en las personas con malos hábitos de vida; es decir, obesos, consumidores de alcohol y puede que en fumadores también. Se cree que la explicación a este hecho se debe a que el efecto antioxidante que ejercen estos alimentos es capaz de reducir el daño provocado por el alcohol, el tabaco y la obesidad.
“De esta manera, estos grupos de población se podrían beneficiar especialmente de los efectos positivos que ejercen las frutas y verduras sobre la prevención de las enfermedades crónicas y el riesgo de mortalidad por estas dolencias”, concluye Sánchez.
En definitiva, queda demostrado rotundamente que una dieta saludable mejora nuestra salud en muchos aspectos. Al prevenir las muertes por enfermedades que afectan gravemente a los distintos aparatos y sistemas de nuestro organismo, el consumo de frutas y verduras puede incrementar nuestra esperanza de vida, así como nuestra calidad de vida. Por eso, no hay mejor medida terapéutica hasta la fecha que una dieta saludable rica en frutas y verduras.