Los tiempos que corren no son bonitos para nadie, imágenes impactantes que afectan a toda la población, noticias tristes, de muerte, de atentados, de terrorismo. Las noticias están por todos lados y lo queramos o no, van a llegar a los niños. Entonces, ¿Qué podemos hacer para ayudarles a llevarlo?, ¿Cómo se les puede explicar?, ¿Cómo evitamos que les surjan miedos o ansiedad a través de noticias tan impactantes? ¡En Medciencia os lo explicamos!
Conceptos:
Primero de todo debemos entender que los niños absorben mucha más información de la que creemos, es más, pueden entender que pasa algo malo solo por el “clima” en la casa. Si no les explicamos las cosas esto les crea más inseguridad y preocupación. Y la mente de un niño es muy vívida, seguramente lo que imagine sea más problemático que lo que le vamos a contar, es importante no ocultar la información o mentir. Es importante tener un espacio para hablar y para que puedan preguntar sus dudas.
Sería ideal que fueran ajenos a todo lo malo que ocurre en el mundo pero esto no es realista ni adaptativo, seguramente algún compañero lo comente en el cole, o lo oigan en la radio en el coche o lo vean en la tele en cualquier canal. Eso sin contar aquellos niños con acceso a redes sociales en las cuales ahora mismo están siendo bombardeados por vídeos y anuncios y campañas sociales con respecto al tema. También están los periódicos y por supuesto las conversaciones que oyen entre adultos sobre el tema. Pues bien, vamos a asumir que el niño ya está expuesto a esta información. Evitar el tema, ocultar cosas o no querer responder a sus preguntas pueden crear más problemas. Para un niño una información así es muy impactante, ellos no disponen de la perspectiva de un adulto y probablemente pienses que están en peligro, que eso mismo les puede ocurrir en cualquier lado y en cualquier momento, pueden sentir miedo, ansiedad, angustia y preocupación. Los niños tienden a personalizar y probablemente lo primero que ocurra es que teman por la seguridad de sus amigos, familiares o la suya propia. Hablando con ellos podemos asegurarnos de que se sientan seguros y protegidos y que puedan dotar de algo de sentido a toda esta información.
¿Qué debemos hacer?
- No obligarles a hablar si no quieren o no están listos. Simplemente crear un espacio para que puedan hacerlo, para que puedan plantear sus dudas y preguntas.
- Empezar preguntándoles qué han oído o que saben. No hay que mentir pero tampoco dar detalles o información que no necesitan saber o que no van a poder entender. Debemos conocer el punto de partida, que es lo que ya sabe.
- Algunos niños no se sentirán cómodos hablando de sus sentimientos, debemos adaptarnos al niño y dejar que lo exprese por el canal que le sea más cómodo: Dibujos, juegos, contando una historia, etc…
- Normalizar sus emociones. Si dicen estar preocupados o asustados, decirles que es normal, que no pasa nada. Reconoce la emoción (no la invalides diciendo que no hay por qué sentirse así por ejemplo) y dile que es bueno expresar lo que siente. Qué todo lo que dice y siente nos importa y que sus preguntas son importantes.
- Se honesto y sincero pero no des más información de la que pide, no hay que saturarles y hay que intentar evitar conceptos que no pueden entender. Por ejemplo, la palabra terrorista, para niños muy pequeños no significa nada que entiendan y no va a ser una respuesta aclaratoria. Por supuesto tampoco van a entender conceptos de política o religión. Incluso hay edades en las que no se comprende el concepto de muerte o que confunden la realidad con la ficción. Todo esto según la edad del niño se debe ir modulando.
- No te molestes si te pregunta lo mismo varias veces, algunos conceptos son difíciles de entender o de aceptar, repetir las preguntas puede ser un modo de buscar reaseguración.
- Cuida tus palabras pues un niño tiene un razonamiento más limitado y son susceptibles de ser sesgados. Trata de no utilizar estereotipos en función de la raza, religión o cultura. Aprovecha para inculcar tolerancia.
- Cuida tu conducta y tus respuestas. Los niños aprenden las estrategias de afrontamiento y las formas de reaccionar de sus padres. Se sincero sobre lo que sientes, si estás preocupado o nervioso pero no les cargues con tus preocupaciones. Por ejemplo que vas a coger un vuelo mañana y no sabes que va a pasar.
- Ten cuidado con las conversaciones que tienes a su alrededor con otros adultos, van a oír todo eso que no les has dicho y mucha información que es negativa para ellos. Evita hablar del tema si están de terceros oyentes, sutilmente claro, tampoco es bueno que lo vean como un tema tabú o acerca del cual hay secretismo.
- No confrontes su manera de afrontarlo. Algunos niños se tranquilizan diciéndose que todo ocurre en un lugar muy lejano y por ello no les afecta. No entres a debatir, es mejor no llevarles la contraria. Tal vez necesite creer eso para sentirse seguro. En cambio sí hay información claramente errónea, cómo qué ocurrió, si puedes corregirla sutilmente.
En la medida de lo que podamos hay que evitar que vean imágenes impactantes, una cosa es que ya sepan sobre el hecho y la otra es que estén viendo en las noticias vídeos sobre el suceso, con explosiones y cuerpos, hay que evitar imágenes y detalles impactantes. También debemos procurar que el niño siga con su rutina y que tenga horarios constantes.
Los niños que hayan vivido otros traumas similares o hayan sufrido una pérdida de un familiar recientemente pueden tener más problemas asimilando este tipo de hechos y pueden necesitar más ayuda.
Si el niño quiere escribir una carta al presidente, a los familiares, dejemos que lo haga, si por el contrario quiere jugar y parece totalmente despreocupado, dejemos que sea un niño y no forcemos una preocupación.
Aquellos padres que quieran más información, por ejemplo por edades podéis acudir al panfleto informativo para familias de la North Dakota State University (en inglés). Otra fuente interesante es el National Child Traumatic Stress Network, en su web podemos encontrar varias guías para todo tipo de eventos y situaciones de este tipo.
No hay que infantilizar a los niños innecesariamente pero tampoco hay que forzarles a razonar cosas que escapan de su capacidad, los niños son niños, no esperemos que puedan razonar algo como el terrorismo de la misma forma que nosotros.
Fuente: American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, NYTimes, Padresonones.