Creo que a nadie se le escapa que muchos grandes descubrimientos y avances en la ciencia se han dado en circustancias extrañas o que se salen de los protocolos. Para quien necesite un ejemplo os remito a las historias sobre el descubrimiento de la penicilina y las propiedades del grafeno. Estos ejemplos no son historias aisladas y en un mundo más científico que nunca a veces es bueno probar rutas alternativas. La de hoy es la historia de un hacker que intenta combatir la malaria.
Quiero, antes de proseguir con la noticia, hacer un pequeño inciso para aclarar el término “hacker”. En general lo usamos mal para referirnos a alguien que intenta perjudicar a los demás para obtener un beneficio; el hacker realmente es cualquiera que intente cambiar el funcionamiento de un objeto o aparato. Los hackers no son necesariamente malos y muchos colaboran con agencias de seguridad, pero el de hoy va más allá y se atreve a buscar una solución para la malaria.
Combatir la malaria igual que la seguridad de un banco
Los hackers tienen por lo general la capacidad especial de no dejarse guiar por las reglas establecidas. Sea lo que sea que tratan de “hackear”, el procedimiento estandar es siempre muy parecido: identificar los elementos de un sistema e intentar romper su funcionamiento normal atacando puntos de dicho sistema. La forma en la que el grupo de hackers intenta combatir el problema de la malaria es similar, atacando todos los puntos de actuación.
La primera parte de la cadena que están intentando atacar este grupo de científicos de diversos campos y dirigido por Pablos Holman en Seattle es el mosquito que transmite la enfermedad. Para ello están desarrollando un sistema defensivo de lo más futurista para matar mosquitos… ¡con láser! Se trata de desarrollar un sistema basado en tecnología doméstica actual y que permita crear un perímetro alrededor de una casa o una ciudad de forma que cuando un mosquito de la malaria lo atraviese, se le dispare con láseres.
Esta idea puede sonar a locura, pero con un poco de ingenio, buenos programadores y los datos adecuados, podría llegar a ser realidad. De hecho en el laboratorio del propio Holman ya han coseguido un prototipo funcional utilizando grabadores de Blue Ray, procesadores de videoconsolas y webcams. Podéis ver una muestra de su funcionamiento en el vídeo bajo estas líneas, además de 10 minutos iniciales de curiosos “hackeos”.
Aún queda mucho por hacer… también en la medicina
Esto no quiere decir que estemos “ya” ante el final de la malaria puesto que este sistema no tiene por qué ser infalible y aunque lo fuera, sigue sin ser la mejor del mundo, recordemos que se trata de poner vallas láser a nuestras casas/ciudades. Es por eso que la medicina tiene aún mucho que decir en términos de curación y prevención de cualquier enfermedad, y más de esta. Lo más importante de este grupo de investigación no es lo que han conseguido.
Con lo que debemos quedarnos de este grupo de investigación y su trabajo contra la malaria es la capacidad de atacar los problemas desde otro punto de vista y con nuevos métodos. Estos estudios no son un sustituto de las medicinas o las vacunas (tan polémicas en España últimamente), sino un complemento perfecto que permite tener todos los flancos cubiertos.