¿Cómo ve el mundo una estrella de mar?

Si tenemos un animal de compañía, a veces nos habremos preguntado cómo verán el mundo. ¿Son capaces de verlo igual que nosotros, con diferentes colores o en cambio tienen una visión completamente diferente de la realidad?. Para resolver estas cuestiones los científicos investigan la estructura del ojo y el cerebro de cada animal. En nuestro ojo tenemos cuatro receptores de luz diferentes encargados de formar nuestra visión: los bastones, para ver en blanco y negro, y tres tipos de conos, que nos permiten ver en color rojo, azul y verde. Aunque en el mundo exterior no existan los colores, nuestro cerebro interpreta la señal de los receptores como colores y los puede combinar, permitiendo la ilusión de ver a color. Por eso, el estudio del cerebro es importante en la formación de la vista. Como curiosidad adicional, en el ojo existe un quinto tipo de receptor de luz que no participa en la visión sino en distinguir si es de día o de noche para regular el ciclo de sueño por un mecanismo neurológico independiente.

Tenemos animales como los perros, que tienen menos receptores de luz y por tanto ven menos colores que nosotros; animales como las abejas, cuyos receptores se activan con la luz ultravioleta y ven el mundo de una manera diferente y casos extraños como la mantis de mar, un crustáceo que posee dieciséis receptores diferentes para el color y tiene una visión más enriquecida que la nuestra en matices y contrastes. El último animal en entender su visión es la estrella de mar. A pesar de ser primitivas, recientemente se ha comprobado que las estrellas tienen sentido de la vista. Si ni siquiera tienen un cerebro ¿cómo ve el mundo una estrella de mar?

Las estrellas de mar son auténticos dinosaurios. Dentro de la escala evolutiva se sitúan casi en sus comienzos, siendo probablemente uno de los primeros animales complejos que pisaron (o más bien reptaron) por nuestro planeta. Uno de los motivos por el que se sabe esto está en nuestro desarrollo embrionario. Si seguimos la formación del embrión humano, pasaremos por diferentes fases muy parecidas a los embriones de otros animales y poco a poco nos vamos diferenciando hasta formar un embrión similar a nosotros. Si miramos un embrión de cerdo y uno de humano en las fases tempranas nos costará encontrar diferencias entre ellos, eso es porque estamos cercanos evolutivamente y hemos recorrido un largo camino juntos. En cambio la estrella de mar tiene una etapa de desarrollo muy parecida a las fases más tempranas, indicando que se especializaron hace mucho más tiempo.

Tampoco fue una especialización dispuesta a colonizar el mundo. Para sobrevivir la estrella de mar posee un sistema nervioso muy primitivo basado en ganglios nerviosos en cada pata (en vez de estar centralizado en un cerebro único) que le hace desplazarse con lentitud pero tiene a cambio una enorme capacidad de regeneración (si se corta el brazo a una estrella de mar le crece otro…y al brazo cortado le crece una estrella entera si contiene una parte del centro). El equipo de Anders Garm de la Universidad de Copenhague descubrió la existencia de receptores lumínicos parecidos a los de nuestra vista en cada punta del brazo de la estrella, pero una cosa es tener receptores de la luz y otra muy diferente es ser capaz de generar una imagen completa de lo que pasa a su alrededor.

Para comprobar su capacidad visual, el equipo de Anders situó estrellas de mar a 0.5, 1, 2, 3 y 4 metros de distancia de un arrecife de coral. Comprobaron que las estrellas situadas a tres metros o menos de distancia se reorientaban y volvían a su hábitat natural. En cambio a partir de cuatro metros se movían de manera aleatoria. También se probó a cortar las extremidades con ojos (no hay preocuparse por la estrella, lo regenera en poco tiempo) y se pudo comprobar que no lograban volver al coral aunque estuvieran al lado. De estos experimentos se concluye que las estrellas de mar realmente son capaces de ver y usar esta habilidad para encontrar refugio, pero tampoco es la mejor visión del reino animal.

Analizando estos órganos visuales, se ha comprobado que las estrellas de mar son realmente miopes. Desde la evolución de los insectos, los órganos visuales han sido protegidos por una capa de tejido transparente que actúa de lente, como en unas gafas (en el humano esta lente es el cristalino). En las estrellas de mar no hay lente, ven el mundo desenfocado, y por eso solo logran distinguir el coral si éste se localiza a menos de tres metros. Para mayor dificultad, su sistema nervioso poco desarrollado hace que no sean buenas al distinguir movimiento y el hecho de tener únicamente un tipo de receptor indica que ven el mundo en blanco y negro.

Volviendo a la pregunta: ¿Cómo ven el mundo las estrellas de mar?

La respuesta es “realmente mal”, pero eso decimos al compararla con nuestra vista. Dentro de su especie la capacidad de visión de la estrella le concede ventajas frente a otras especies marinas ciegas. No hay visión mala, sólo una mejor adaptada a unas condiciones u otras. Así que si buceas y ves una estrella de mar, acércate y saluda, se preguntara quién es esa sombra que le esta tapando.

Fuente | Live Science

Related Posts

Để lại một bình luận

Email của bạn sẽ không được hiển thị công khai. Các trường bắt buộc được đánh dấu *