La cultura popular (y el sentido común) ya nos van avisando de que lo mejor para hacer buenas relaciones sociales, y ligar, claro, es salir de casa con un buen aroma acompañante. Pero claro, hay ocasiones donde va bien confirmar lo que nos viene diciendo el sentido común, y no están de mas los estudios como el que os explicaremos hoy, donde se afirma y se corrobora el gran poder del aroma (las feromonas): Oler bien potencia tu atractivo.
El olor y las potenciales parejas sexuales: Una combinación perfecta
Evidentemente, de esta característica humana es de donde sale el negocio de los perfumes, pues un olor agradable puede conducir a una mejor percepción de la apariencia general de un individuo. Un buen olor implica limpieza, e incluso añade una “huella olfactiva“, propia de cada uno, de forma similar a las huellas dactilares. Así lo pensábamos antes, y así lo acaba de confirmar un estudio a cargo del Centro Monell de Sentidos Químicos, pues han demostrado una asociación entre los olores agradables y el aumento del atractivo físico percibido.
Para la investigación, se evaluó a 18 voluntarios adultos jóvenes, mostrándoles imágenes de rostros femeninos (de diferentes edades) a la vez que les hacían percibir cinco olores diferentes (donde el peor era una mezcla de aceite de pescado, y el más agradable era aceite de rosas, con tres olores entre medio).
Según las calificaciones de los participantes, los rostros femeninos estaban claramente influenciados por los olores que se percibían cuando eran observados. Por ejemplo, el olor de rosas provocaba que los rostros mayores se sintieran como más jóvenes, y los que ya eran jóvenes se percibían más jóvenes aún. Por su parte, los malos olores provocaban que se percibieran los rostros como más viejos.
¡CUIDADO!, esto no significa que halla vía libre para hacernos con el perfume con mejor olor del mercado, pues un aroma artificial excesivo puede ser incluso peor que un mal olor. El buen olor implica tanto perfume como la huella olfactiva que cada uno de nosotr@s poseemos (axilas, pelo, saliva…).
Por ello, dentro del hecho de que el estudio ha tenido lugar con una muestra de participantes bastante pequeña, cabe tener en cuenta los múltiples factores que pueden llegar a influir en un tema tan delicado como puede ser el olor que cada uno de nosotros emanamos hacía el resto de los individuos que nos rodean. Todo es una comunicación química, gracias a las feromonas, y por ello hay que moldearla con el mismo cuidado con el que cuidamos la comunicación no-verbal o corporal.
Vía | PLoS ONE.