Ansiedad y obesidad mórbida, compañeras de viaje

 

 

Casi un millón de españoles  sufren obesidad mórbida y los casos se han duplicado en cinco años, según los últimos datos de la Sociedad Nacional de Cirugía de la Obesidad Mórbida de 2011. Los profesionales sanitarios aseguran que la cirugía bariátrica, una reducción de estómago, es la mejor solución para reducir peso y erradicar algunos padecimientos asociados como la diabetes. Pero algunos expertos señalan que el resultado de esta intervención puede ser baladí si no se intervienen en otros aspectos psicológicos y emocionales como la ansiedad. Alrededor de un 30% de los obesos recuperan parte del peso perdido al cabo de unos cinco o seis años si no mantienen unos hábitos saludables. 

La relación entre obesidad mórbida y ansiedad es un camino de ida y vuelta. Los estudios señalan que la ansiedad juega un importante papel en el desarrollo y mantenimiento del sobrepeso y la obesidad. La imagen de “gordo feliz” se distorsiona si se escucha a estos pacientes de otra manera, obteniendo una imagen más real de lo que les ocurre. El Dr. Quintero, Jefe de Psiquiatría el Hospital Infanta Leonor, afirma que hay algunos pacientes que presentan antes un trastorno de ansiedad que les deriva al sobrepeso, ya que compensan esta sensación con la sobreingesta de comida; mientras que hay otros que tienen sobrepeso y además no pueden controlar la ansiedad. Quintero realizó un estudio sobre 100 pacientes obesos que no conseguían adelgazar a pesar de haber sido sometidos a tratamientos médicos, como dietas o incluso cirugía. Los resultados mostraron que había un 31% de pacientes con trastorno de ansiedad y otro 35% con depresión. Además, el trastorno por atracón, en el que se da una ingesta descontrolada de comida en poco tiempo, es uno de los más frecuentes en pacientes obesos y sin embargo de los más controlables si se diagnostica a tiempo. La dificultad radica  precisamente en esto último, detectarlo al igual que los casos de ansiedad que provoca que se siga comiendo como vía para calmar dicha ansiedad. Por ello, tal y como se concluye en el estudio, es importante tratar estos problemas emocionales que presentan uno de cada tres afectados, antes de cualquier cirugía o dieta. 

Uno de los problemas de las dietas, son los errores al plantearse objetivos difíciles de alcanzar en poco tiempo, cuando además la ansiedad está mediando en la relación que se establece con la comida. A las dificultades de bajar de peso y mantenerlo se suma la incomprensión y el estigma social que asocia la falta de voluntad la obesidad, olvidándose de que se trata de una enfermedad “no elegida”. En el caso de la cirugía bariátrica, se trata de una operación que disminuye la cantidad de comida que se puede ingerir como consecuencia de la reducción del estómago, y elimina la sensación de hambre durante muchos años al regular unas hormonas que modulan el apetito. Los expertos reconocen, sin embargo, que existen otros factores que no dependen de estas hormonas. “La obesidad se asocia en muchas ocasiones a componentes de ansiedad que nos dificultan controlar adecuadamente el impulso alimentario”, admite Alberto Goday Arno, jefe de Endocrinología del Hospital del Mar, en Barcelona. Concluye que no todos los pacientes son adecuados para la intervención y que antes debe hacerse una evaluación  psicológica de cada paciente. 

Fuentes: el País

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