Antes de hablar, los bebés pueden identificar quiénes son amigos y quiénes no

A un bebé no se le engaña. Al parecer, incluso antes de poder hablar, estos pueden deducir si personas a las que están observando son amigas u hostiles. Todo mediante la observación de sus gustos y desagrados. Lo asegura un nuevo estudio sobre cognición infantil que abre una nueva ventana a la comprensión temprana del mundo social que nos rodea. El trabajo, publicado en la revista Journal of Experimental Psychology y llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Chicago, sugiere incluso que los bebés de 9 meses de edad pueden “razonar” acerca de si las personas que en un momento dado están observando son amigos o no.

En el estudio, 64 bebés de 9 meses de edad fueron asignados al azar en dos grupos. Posteriormente les hicieron observar dos vídeos en los que aparecían adultos. Cada uno de los adultos tomaba dos comidas y luego reaccionaban de forma positiva o negativa a cada una de ellas. En algunos de los vídeos estos compartían las mismas reacciones; en otros, reaccionaban de manera diferente. Los investigadores justifican el empleo de comida en los vídeos, al parecer porque los alimentos pueden proporcionar información social particularmente importante. En realidad, todos sabemos que comer con los amigos o la familia es un acto social. Según esta hipótesis, los bebés podrían inclinarse de forma particular a usar los comportamientos durante la comida para hacer inferencias sobre las relaciones sociales.

Para discernir si los niños vinculaban de algún modo las reacciones a los alimentos a las relaciones sociales, los científicos examinaron cómo los bebés respondían a vídeos posteriores, en los que se mostraron los mismos adultos actuando tanto de forma positiva (con una sonrisa y un tono de voz amigable diciendo “¡hola!”) como negativa (los adultos se apartaban los unos de los otros, se cruzaban de brazos y decían, en un tono poco amistoso, algo como “mmm”). Los investigadores evaluaron las reacciones de los bebés a los vídeos midiendo el tiempo que pasaban enfocados en la escena detenida en la pantalla al final de cada vídeo. ¿Por qué? Al parecer, cuando los bebés ven algo inesperado miran más tiempo, al ser algo fuera de lugar para ellos que tienen que comprender.

Las respuestas de los bebés a los vídeos indican que les sorprendió que dos adultos a quienes les gustaron los mismos alimentos se comportaran de forma negativa entre ellos. Asimismo, también les sorprendió que adultos con gustos diferentes en las comidas se comportaran como amigos.

Las conclusiones del estudio proporcionan las primeras pruebas de que las raíces de un aspecto crítico de la cognición social, es decir, el razonamiento acerca de las interacciones sociales de otras personas sobre la base de los gustos y disgustos de esas personas, puede originarse en la infancia temprana, según las autoras.

Fuente | Sciendedaily

Imagen | Francisco Echeagaray

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