Vamos a un restaurante a cenar, y lo primero que hacemos tras saludar al personal y sentarnos en nuestra mesa es pedir la carta. Mientras la leemos, pensamos, si como esto de primero, mejor esto de segundo, esperando que el dinero que paguemos al final de la comida, haya valido la pena.
De la misma forma que tenemos platos a la carta, en la Universidad de Granada han estudiado el “menú” bacterias a la carta, con una finalidad distinta a la alimentaria que teníamos al entrar en el restaurante.
¿Bacterias a la carta, de qué se trata?
Dos departamentos de la Universidad de Granada, el de Microbiología y el de Ingeniería Civil, han publicado en la revista Bioresource Technology, un estudio en el que han configurado biorreactores (sistemas biológicos) económicos que van a depurar aguas residuales e industriales, seleccionando bacterias “a la carta”, dependiendo del contaminante que se pretenda eliminar.
Los científicos han demostrado el desarrollo de biopelículas microbianas (agrupaciones de microorganismos) específicas cuando modificaban las características técnicas del soporte donde se desarrollaban, consiguiéndose optimizar los procesos de depuración a través de la adaptación de los microorganismos a cualquier compuesto contaminante.
¿Qué es un biorreactor?
Es un sistema que va a mantener de forma activa un ambiente biológico. En dicho sistema, se produce un proceso químico en el que están involucrados organismos y sustancias activas.
La Universidad de Granada trabaja con biorreactores cuya función es la de tratar con ayuda de bacterias efluentes tanto domésticos como industriales con el fin de poder reutilizar el agua, ya que los residuos se van a transformar en compuestos no contaminantes.
Se incorporan soportes inertes donde se fijen microorganismos que dan lugar a biopelículas que filtran el agua y la depuran. Llegan los contaminantes en el agua, y las bacterias se encargan de degradarlos o los transforman por acción biológica en compuestos no tóxicos y de fácil eliminación.
Los microorganismos se adaptan
Parece increíble, pero los microorganismos, como afirman los expertos granadinos, pueden alcanzar una potencialidad casi ilimitada de adaptación al medio, y así una potencialidad muy elevada para degradar cualquier compuesto, ajustando las condiciones ambientales.
Esto lo han comprobado analizando los cambios de los microorganismos según el diseño del reactor, y cuando los “forzaban” a que descontaminaran nitrógeno, se adaptaban al medio y degradaban los contaminantes.
Los investigadores estudiaron los tipos de microorganismos existentes en el reactor y cómo respondían a los cambios ambientales para un contaminante concreto.
Como afirma Jesús González López, investigador de la Universidad de Granada: “analizamos cómo respondían ante distintos compuestos, por ejemplo, un producto tóxico disuelto en agua, planteando qué condiciones tendríamos que facilitar para conseguir que los microorganismos sobrevivieran y degradaran de forma selectiva a los contaminantes presentes. Utilizando un símil futbolístico, si las bacterias fuesen los jugadores, tienes que decidir los cambios oportunos para conseguir que el equipo funcione”.
Este hallazgo va a permitir que se desarrollen biorreactores adaptados para cada contaminante, con lo que a la hora de eliminar los contaminantes se va a ser más eficiente y productivo.
Con la genética, se va más allá
Una novedad importante de este estudio, es la aplicación de técnicas moleculares al estudio de las poblaciones microbianas. Hasta ahora, los experimentos eran realizados con técnicas convencionales como el cultivo de microorganismos, pero el equipo de Granada no los cultiva, sino que aislan el material genético y caracterizan de ese modo su contenido biológico.
Esto permite que se detecte una mayor cantidad de especies de microorganismos presentes en el biorreactor, ya que con un cultivo tradicional sólo se detecta el 1 – 2% de los organismos presentes.
Como indican desde la Universidad de Granada, sería como si con las técnicas tradicionales se viera el tráiler de una película, pero con las nuevas técnicas moleculares se viera todo el largometraje.
El plan es que se trasladen los biorreactores, hasta ahora probados a escala de planta piloto, a una depuradora real.
Conclusión
Como se vuelve a demostrar una vez más, invertir en ciencia es provechoso, porque trae sus frutos, en este caso no solamente se beneficia el medio ambiente, a través de la utilización de aguas libres de contaminantes, sino también el propio ser humano, mediante el consumo de los alimentos producidos en los campos de cultivo, que sean regados con el agua reutilizada que mencionábamos antes.
Es básico que el agua que se utilice para irrigar sea de calidad, pero reutilizada, ya que el agua potable, apta para el consumo humano, no puede ser desperdiciada siendo utilizada para el regadío. Hay que utilizar el agua de forma sostenible, así que estemos todos atentos cada vez que abramos un grifo, para no despilfarrar un recurso que dentro de unos años, si lo seguimos despilfarrando, puede originar guerras por el acceso y uso del agua.
Fuentes: Universidad de Granada, EFE Verde, Fundación Descubre, Bioresource Technology y Quiminet
Imagen: Medioambientales