En su momento hicimos una pequeña guía titulada “Doctor, quiero dejar de fumar“, donde comentamos la cantidad de perjuicios achacados a esta droga legal que es el tabaco, a modo de razones para dejar el vicio, junto a los actuales y conocidos tratamientos que se usan para la deshabituación del mismo (parches o chicles de nicotina, cigarrillos electrónicos…).
Sin embargo, hoy traemos una nueva y curiosa forma de acabar con el tabaquismo, aún en una fase precoz, pero llamativa al fin y al cabo: Bacterias que consumen nicotina.
Bacterias alimentadas de nicotina contra el tabaco
Bueno, para ser concretos, no se trataría de bacterias al uso sino de una enzima bacteriana capaz de devorar la nicotina antes de que esta llegue al cerebro, frenando así sus efectos adictivos. El trabajo, a cargo de los investigadores del Instituto de Investigación Scripps han presentado su idea en el Journal of The American Chemical Society, y creen que podría convertirse en una alternativa acertada para ayudar a aquellos que quieran dejar de fumar.
Así lo comenta Kim Janda, autor principal del estudio y profesor de química:
“Nuestra investigación se encuentra en una fase temprana del profeso de desarrollo de fármacos, pero el estudio nos dice que esta enzima procedente de bacterias tiene las propiedades idóneas para convertirse, finalmente, en una terapia exitosa”
Para que os hagáis una idea del esfuerzo invertido, Janda y su equipo llevan intentando crear esta enzima en laboratorio desde hace 30 años, pero esto no ha tenido éxito. En su lugar, han decidido acudir a la naturaleza, donde han encontrado a la Pseudomonas putida (no os riáis de su nombre, os oigo desde aquí…).
La bacteria capaz de engullir nicotina, como un Pac-Man
Dicha bacteria, la P. putida, basa su forma de consumir nicotina en una enzima llamada NicA2, la cual funciona como si de un Pac-Man se tratase. La idea de Janda y su equipo es crear una terapia antitabaco con esta enzima, pues actualmente el fracaso a la hora de dejar de fumar es terriblemente elevado.
En su trabajo, el profesor Janda y su equipo analizaron la enzima y probaron su potencial. Dicha enzima bacteriana era capaz de reducir significativamente el tiempo que la nicotina permanece en la sangre: De 2-3 horas a tan solo 9-15 minutos. Aún así, este escaso tiempo es suficiente para que la nicotina igualmente llegue al cerebro, pero los científicos creen que es posible hacer pequeñas modificaciones que hagan que la enzima reduzca la vida media de la nicotina hasta el punto en que ni siquiera llegue a nuestro órgano pensante.
Finalmente, otra de las características destacables de la enzima es su estabilidad a temperatura del organismo humano (aguantó 3 semanas a 37ºC en el laboratorio), y no parece mostrar subproductos tóxicos destacables tras desgradar la nicotina.
Aún queda mucho por hacer y mejorar, y los investigadores lo saben, pero es un gran primer paso.
Vía | Scripps.
Fuente | Journal of the American Chemical Society.