Hay varias características típicas del mes de enero: el frío en el hemisferio norte (al menos antes), las colas de compradores en las rebajas y el colapso de nuevas matriculaciones en los gimnasios. Muchos decidimos comenzar a hacer ejercicio, ya sea por dejar esos kilitos de más resultantes de las pasadas Navidades o para empezar el año con mejor salud. Independientemente de la causa, lo más difícil muchas veces es encontrar la motivación suficiente, pues a veces pensar en hacer máquinas resulta muy aburrido. Por eso, la alternativa de las actividades suele ser una opción mejor. Entre estas actividades encontramos un abanico enorme, desde pilates hasta spinning, pasando por kick boxing. Todos son buenas elecciones, aunque siempre dependerá de nuestras preferencias y los músculos que queramos ejercitar. Por si os sirve de ayuda, hoy os voy a hablar de una actividad que poco a poco va apareciendo en todos nuestros gimnasios: la danza del vientre.
Beneficios para la salud
La danza del vientre es un baile que combina elementos típicos de Oriente Medio con otros del Norte de África. Está caracterizada por movimientos suaves y fluidos, unidos a la disociación y coordinación simultánea de diferentes partes del cuerpo.
Curiosamente, en la antigüedad surgió, entre otros motivos, como un modo de fortalecer el suelo pélvico y conectar con él; por lo que hoy en día empieza a incluirse en muchos programas de clases de preparación para el parto. Además, su práctica continuada aporta otras muchas ventajas, entre las que se encuentran las siguientes:
- Trabaja la musculatura y la flexibilidad, desde los tobillos hasta el cuello; aunque, lógicamente, ejercita principalmente los músculos abdominales, lumbares y pélvicos.
- Los movimientos pélvicos contribuyen a masajear al zona, de modo que reduce los dolores menstruales, favorece la digestión y combate el estreñimiento.
- Mejora la autoestima. Está demostrado que los movimientos típicos de esta danza , cargados de sensualidad, ayudan a mejorar la autoestima y a valorar mejor el propio cuerpo. Además, existen estudios muy positivos que demuestran que, al contrario de lo que se piensa, la mayoría de mujeres que practican esta danza lo hacen para sentirse sexys ellas mismas y no para satisfacer con ello a los hombres.
- Sirve para el tratamiento de disfunciones sexuales asociadas al suelo pélvico, como falta de líbido, anorgasmia, dolor durante las relaciones o vaginismo (imposibilidad de penetración)
- Es un ejercicio muy completo, pues puede ayudar a quemar 300 calorías en una hora y, además, favorece el movimiento de las articulaciones, de modo que previene la artrosis.
Como veis, si entre las actividades de vuestro gimnasio se encuentra la danza del vientre, practicarla podría ser una grandísima opción. Y es que no hay nada mejor que algo que nos ejercita a la vez que nos ayuda a querernos a nosotras mismas. ¿A qué esperáis?
Vía: Centradaenti Springer