Alimentos como la zanahoria, melocotón, mango, calabaza, tomate, espinacas o brócoli pueden ayudar a lucir un bonito bronceado sin la necesidad de tostarse al sol. Esto es debido a que al tomar alimentos como los mencionados de forma habitual aportamos a nuestro organismo una buena dosis de beta-caroteno, también conocidos como pro-vitamina debido a que, una vez ingeridos, podemos transformarlo en vitamina A.
Sin embargo, esta función vitamínica no es la que más nos interesa para aportar color a nuestra piel. Para otorgar un color más bronceado los beta-carotenos deben ser absorbidos y almacenados en el tejido graso sin ser transformados, siendo capaces de dotar de esta forma un color más anaranjado a nuestra epidermis.
¿Cómo podemos acordarnos fácilmente de qué alimentos son ricos en beta-carotenos? Fácil pero con cierto matiz. En general aquellas verduras, hortalizas o frutas con un color naranja, amarillo, rojizo suelen aportar beta-carotenos. De hecho, de los alimentos mencionados al principio, tanto la zanahoria, la calabaza, el mango o el melocotón son anaranjados. No ocurre lo mismo con las espinacas o el brócoli, pero esto es debido a que la coloración verdosa de la clorofila camufla la coloración de los beta-carotenos.
Aunque el efecto bronceador del beta-caroteno existe, puede verse reforzada a través de baños solares saludables (es decir, con exposiciones habituales pero breves, como por ejemplo 20 minutos de sol diariamente evitando las horas centrales del día). De esta forma, nuestra coloración será más natural, puesto que un exceso de beta-carotenos sin acompañamiento de la exposición al sol puede dar como resultado una tonalidad demasiado anaranjada.
Aunque debemos tener claro que con la exposición al sol sucede como con muchas otras cuestiones: se debe encontrar cierto equilibrio. Es decir, debemos buscar un término medio para tomar el sol. Una exposición solar excesiva no es recomendable, pero una paupérrima tampoco. Tomar el sol durante cortos períodos, de forma habitual y progresiva, así como y evitar las horas del día con mayor irradiación (de 12,00 a 16,00h especialmente) ofrece grandes beneficios a nuestro organismo ya que nos ayuda a mejorar nuestra vitalidad, favorece la síntesis de hormonas importantes para la salud ósea y la inmunidad, es antidepresivo y nos proporciona una mayor sensación de bienestar.
Vía| EuropaPress
Imagen| Pegadoati