Cambios en el clima y en el bacalao

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En algún momento hemos podido escuchar la frase: “si te bañas en el Cantábrico, no te resfriarás en un año”. La primera vez que la oí, pensé que era un bulo, pero lo cierto es que en los años que veraneé con mi familia en la costa cántabra y me bañé en las frías aguas del norte de España, no me resfrié en todo el año.

No sé si en Noruega tendrán un dicho similar, lo cierto es que en las frías aguas del mar de Barents, al norte de dicho país, se encuentra un animal que se puede estar beneficiando a corto plazo de los efectos del cambio climático, no es otro que el skrei, nombre noruego del bacalao.

¿Qué está pasando en este mar?

Se está produciendo un efecto en cadena como consecuencia del incremento de temperaturas debido al cambio climático.

Benjamin Planque, director del proyecto del Instituto de Investigación Marina (Noruega) (IMR por sus siglas en inglés), BarEcoRe, que está estudiando cómo está afectando el cambio climático a los ecosistemas del mar de Barents, explica que el deshielo en las zonas más altas de este mar permite que la luz llegue con más intensidad al fitoplancton marino, los microorganismos que son los productores primarios más importantes del océano.

Este hecho parece que ha dado lugar a aguas más fértiles, con mayor cantidad de alimento, que atraen más a los peces, entre los que se encuentra el capelán, que es uno de los alimentos preferidos del bacalao.

A mayor temperatura, más fitoplancton; a más fitoplancton, más capelán y a más capelán, más bacalao.

¿Tanto se beneficia el bacalao?

Este pez de la familia de los gádidos ha visto como sus caladeros de pesca se habían colapsado por la sobrepesca de mitad de los noventa, y actualmente se han recuperado de forma extraordinaria, que no se puede explicar solamente desde una gestión pesquera más sostenible.

El bacalao de Barents se encuentra en su mejor momento tras el inicio de su pesca (la temporada empezó en este mes y se extiende hasta finales de abril) a gran escala tras la Segunda Guerra Mundial.

Esto ha permitido que la Comisión de Pesca Ruso – Noruega (JNRFC, por sus siglas en inglés) pueda elevar la cuota en 2013 a la cifra de un millón de toneladas (un 25% más que el año pasado).

Hay que destacar el hecho de que Rusia y Noruega, llevan cooperando durante más de 60 años en la pesca del bacalao, y de que ambos países acordaron estrictas cuotas cuando esta pesquería tocó fondo en el año 96, y mantienen fuertes controles ahora que se ha recuperado.

Actualmente está prohibido, según el Consejo de Pesca Noruego (ayudados por el IMR), pescar bacalaos de menos de 42 centímetros, esto hace que se hayan reducido a casi cero los descartes en este mar, ayudando a la reproducción y mantenimiento de la especie, a la par que se beneficia el ser humano.

¿Incremento a corto, medio o largo plazo?

Knut Sunnana, que es el director del Programa de Ecosistemas del mar de Barents en el Instituto de Investigación Marina, indica que el cambio climático está introduciendo e introducirá modificaciones en su ecosistema, y aunque a corto plazo hay evidencias de que estas alteraciones le pueda estar beneficiando, hace falta más ciencia para saber lo que ocurrirá a largo plazo.

Según el profesor de Ecología Marina de la Universidad de Tromso (Noruega), Paul Wassmann, el calentamiento global, más que aumentar la cantidad de bacalao está modificando la distribución del mismo, ya que mientras la productividad marina podría elevarse hasta un 55 % en latitudes más altas del mar de Barents a causa del deshielo, se desplomaría hasta un 20 % en las más bajas. Este hecho, cambiaría la distribución de este pez, existiendo más bacalao en la zona de Rusia y más al norte que en la costa de Noruega.

¿Una mayor cantidad de fitoplancton es algo siempre bueno?

Como hemos visto, el incremento del fitoplancton parece estar detrás del incremento poblacional del capelán, y éste a su vez del bacalao, pero como informa Carly Buchwald, de la Institución Oceanográfica Woods Hole, los florecimientos de fitoplancton pueden provocar una falta de oxígeno en el agua.

Cuando gran cantidad de fitoplancton se descompone, se elimina oxígeno del agua, originándose zonas pobres en oxígeno denominadas “zonas muertas” donde los peces no pueden vivir.

Conclusión

El hecho de que aunque actualmente se vean beneficios a corto plazo en las poblaciones de bacalao (que analizándolo en detalle es redistribución del bacalao), no se puede asegurar qué ocurrirá a medio y largo plazo por el efecto del cambio climático, de ahí que sea básico e imprescindible realizar más estudios científicos que analicen no solamente el bacalao, sino todos los eslabones de la cadena alimenticia, las relaciones entre ellos y entre éstos y el medio ambiente.

El cambio climático está afectando a todo el planeta, y nos encontramos ante una situación no vista antes en la historia por la velocidad en la que se está produciendo. Teniendo en cuenta esto, y que la biosfera, no es sota, caballo y rey, sino que es sumamente compleja por la cantidad de interrelaciones que ocurren a nivel planetario, es básico que cada uno a título individual, echemos una mano al planeta luchando contra el cambio climático.

 

Fuentes: EFE Verde y Oceans Sentry

Imagen: Biopix

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