¡Ya estamos de vuelta una semana más! Esta vez traigo a un físico que está cobrando mucha fama (merecida) últimamente, y que aunque puede que no os suene como científico, seguro que conocéis el bosón que lleva su apellido. Tengo que reconocer que este artículo habría venido mucho mejor hace unas semanas, pero si la sección tan solo tiene tres semanas de vida poco más se puede hacer. No obstante, mejor tarde que nunca, os dejo con el Científico de la Semana de hoy: Peter Higgs.
Vida
Peter Ware Higgs nació hace ya 84 años (en 1929) en Newcastle Upon Tyne, Reino Unido. Ya desde joven apuntaba maneras de buen científico: en la escuela secundaria de Cotham, ganó distintos premios académicos. No obstante, ninguno de ellos fue de física. Su amor por esta ciencia le vino a través de un antiguo alumno del colegio, el ilustre Paul Dirac, ganador de un premio Nobel y al que se considera uno de los fundadores de la mecánica cuántica moderna.
Con 21 años se graduó en Física en el King’s College, con el mejor expediente de su promoción, y tan solo un año más tarde consiguió su MSc (Máster en Ciencia). Tras esto empezó a investigar, hasta que obtuvo en 1954 su Doctorado en Física con una tesis llamada “Some Problems in the Theory of Molecular Vibrations” (“Algunos problemas de la teoría molecular de vibraciones”), que fundamentaría las bases de un interés por la aplicación de las ideas de la simetría a los sistemas físicos que sigue conservando en la actualidad.
A partir de entonces, fue becado sucesivamente en la University of Edinburgh, en el University College London y en el Imperial College, antes de volver a Edimburgo y entrar allí a trabajar como profesor.
Bosón de Higgs
Sin duda alguna, todo el mundo pensamos en este bosón cuando oímos hablar de Peter Higgs. Y es que el revuelo que últimamente causa la partícula hace que incluso aquellos que no están interesados en la ciencia sepan más o menos por dónde van los tiros cuando se habla del Bosón de Higgs.
Como ya os comenté una vez en este artículo, el bosón en sí es en realidad una minúscula parte de lo que se ha denominado Campo de Higgs. Este campo, cuya existencia predijo en el año 1964 el físico, se extendería a lo largo y ancho de todo el universo y es el que dotaría de masa a las partículas que interactúan con él. Cuanto mayor fuera la interacción un cuerpo con el Campo de Higgs, mayor sería su masa, y lo mismo ocurriría a la inversa.
Para entenderlo mejor, muchos medios suelen usar el símil de una piscina, pero yo os dejo con otro que considero mucho más intuitivo y fácil de comprender: si nos encontráramos en una fiesta abarrotada de gente y de pronto entrara un famoso, una gran multitud se abalanzaría sobre él, dificultando su movimiento. Por otra parte, si hiciera acto de presencia alguien que no cayera bien a nadie, la gente se apartaría a su paso y apenas interactuaría con él. En este caso el famoso sería una partícula que se relaciona mucho con el Campo de Higgs (el conjunto de invitados en este caso), y por tanto con mucha masa, mientras que el odiado invitado se trataría de una partícula con una masa muy pequeña, debido a una muy baja interacción con dicho campo. Y los bosones de Higgs serían las partes individuales que forman el campo, es decir, todos y cada uno de los invitados a la fiesta.
Curiosidades
Una de las cosas que más llama la atención sobre Higgs y el descubrimiento del bosón son los inicios que tuvo la teoría y más concretamente, sus dificultades para publicarla. Y es que el científico escribió un artículo en el que describía el modelo teórico en que explicaba su teoría sobre el campo y el bosón de Higgs y lo mandó a la revista del CERN, la Physics Letters. Pero los editores lo rechazaron argumentando que “no tenía relevancia alguna para el mundo de la física” (eso sí, después [¡por suerte para todos!] no tuvieron reparo en gastar 4500 millones para demostrar que tenía razón). No obstante, no se dio por vencido y, tras añadir un párrafo, lo mandó a otra publicación científica, la Physical Review Letters que publica la American Physical Society, y esta vez sí tuvo más suerte, pues publicaron el artículo en la siguiente edición.
Otro detalle muy curioso es que, a pesar de la fama que tiene mundialmente, Peter Higgs no llama a “su bosón” con el apellido que todos conocemos. Él mismo reconoce que otros físicos contribuyeron de forma muy notable a la investigación antes y después del famoso artículo que publicó, y por esto mismo en sus conferencias no habla del bosón de Higgs, sino del bosón de ABEGHHK’tH, en referencia a los científicos Phil Anderson, Robert Brout, François Englert, Gerry Guralnik, Dick Hagen, él mismo, Tom Kibble y Gerard ‘t Hooft. Desde mi punto de vista, una enorme muestra de humildad y de respeto a la comunidad científica, pues no le costaría ningún esfuerzo ignorar este hecho y utilizar el mismo nombre que tanta fama mediática ha conseguido, y que es únicamente a él a quien encumbra.
¡Y se acabó por hoy! ¡Nos veremos la semana que viene con una nueva entrega de esta sección! Pero espero que esta vez sí me hagáis caso y me propongáis sugerencias para futuros Científicos de la Semana, que un poco de ayuda siempre se agradece. ¿No hay ningún científico cuya vida os gustaría conocer? ¿Algún físico cuyas aportaciones quisierais ver comentadas? ¡No dudéis en pedirlo! ¡Cualquier petición es válida!
Fuente: El País, King’s College, University of Edinburgh, Finanzas.com