Científicos logran borrar y después restaurar la memoria

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Hace ya dos años os hablamos de cómo un grupo de científicos españoles había logrado borrar recuerdos selectivamente gracias a la estimulación cerebral. Poco después os explicamos lo fácil que era implantar recuerdos falsos a nuestros amigos gracias a la debilidad natural de nuestro cerebro para recordar, pues es más imperfecto de lo que podríais imaginar. Curiosamente, poco después de la explicación de esta pequeña broma pesada contra nuestras amistades, nos llegaron noticias dignas de la película Origen (Inception): Se logró implantar recuerdos falsos a nivel cerebral.

El caso de hoy es un poco una combinación de ambos procesos, pues lo que han conseguido llevar a cabo los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, en San Diego, es justamente juntar ambos hitos: Borrar y posteriormente restaurar la memoria.

Sí, es posible borrar y recuperar recuerdos

El proceso, publicado mediante un estudio en la prestigiosa revista Nature, consistió en borrar y después reactivar recuerdos en ratas gracias a la alteración profunda de la reacción de estos animales a los eventos del pasado. Si os fijáis bien, este es el primer estudio que demuestra que es posible eliminar selectivamente la memoria y que también es posible recuperarla si se estimulan las conexiones cerebrales con la frecuencia eléctrica adecuada para debilitar o fortalecer conexiones (sinapsis) neuronales a voluntad.

“Podemos crear recuerdos, borrar esos recuerdos y podemos reactivarlos, a voluntad, mediante la aplicación de un estímulo que fortalece o debilita selectivamente conexiones sinápticas”

Para lograr esto, los investigadores estimularon ópticamente un grupo de conexiones cerebrales de unas rata genéticamente modificadas para que fuera sensible a la luz, y al mismo tiempo se provocó una descarga eléctrica a los pies de los animales. Rápidamente las ratas aprendieron a asociar el estimulo del nervio óptico con el dolor y mostraron conductas de miedo cuando eran estimuladas nuevamente con la luz. Además, los análisis mostraron cambios químicos dentro de las sinapsis nerviosas estimuladas con la luz, indicando que se habían fortalecido.

Posteriormente, en una segunda etapa del experimento, los científicos demostraron que este circuito neuronal se podía debilitar estimulando los mismos nervios para borrar los recuerdos mediante impulsos ópticos (lumínicos) de baja frecuencia. Así pues, las ratas ya no respondían al estimulo óptico con miedo, lo que sugería que la asociación de este estimulo con el dolor había desparecido.

Finalmente, en uno de los momentos más emocionantes del estudio, los investigadores descubrieron que podían volver a activar la misma memoria que acababan de borrar mediante la reestimulación de los mismos nervios con impulsos ópticos de alta frecuencia. Así, los animales volvieron a responder con el mismo miedo al estímulo óptico, como la primera vez, a pesar de que no se les había enseñado a asociar la luz con el miedo como al principio del experimento. Es decir, se creó una asociación entre el estímulo lumínico y el miedo sin una enseñanza previa: Habían restaurado viejos recuerdos.

Aplicaciones del experimento

alzheimer

Las aplicaciones clínicas de este descubrimiento serían enfocadas directamente a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, ya que la proteína beta amiloide que se acumula en el cerebro en esta enfermedad debilita las conexiones sinápticas de la misma forma que el estímulo óptico de baja frecuencia. Dado que el trabajo ha logrado reactivar sinapsis mediante estímulos ópticos, no sería una locura pensar que es posible, algún día, lograr algo similar en dicha enfermedad.

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