Lo que siempre había sido un sueño para muchos empieza a poder ser una realidad. Si bien la noticia que hoy nos llega es solo un pequeño primer paso ¡es sin duda un logro que abrirá el camino a muchas nuevas posibilidades!
Los antecedentes
Anteriormente ya se había logrado comunicar una mente con un ordenador pero esta es la primera vez que el receptor del mensaje era otra mente humana. Anteriormente se colocaban los electrodos en un sujeto y el ordenador interpretaba la actividad eléctrica(pensamientos de acción típicamente) descifrandola como un tipo de información u otro (mover pierna, mover brazo).
El experimento actual
La novedad en este experimento es que el receptor es otra mente humana, algo que no se había logrado anteriormente. El artículo fue publicado en la revista Plus One por si alguien estuviera interesado en leerlo.
El experimento fue llevado a cabo en la Harvard University Medical School con la participación de profesionales Franceses y Españoles (sí señores, también estamos en el ajo): concretamente forman parte del equipo neurocientíficos e ingenieros en robótica, dentro de los cuales encontramos figuras tan conocidas como la de Pascual Leone, Giulio Ruffini, Carles Grau y Michel Berg.
Para este experimento se contó con 4 sujetos con edades comprendidas entre los 28 y los 50 años. Uno de ellos sería el emisor del mensaje (interfaz cerebro-ordenador) y los otros tres actuarían de receptores (interfaz ordenador-cerebro). Al preguntarse como podría la información viajar largas distancias enseguida apareció la respuesta: El Internet.
El sujeto emisor del mensaje era equipado con electrodos (electroencefalograma) que leían su actividad mental y la traducían en una secuencia de 1 y 0 (es como funciona el lenguaje informático). Concretamente para este experimento se decidió practicar con dos palabras simples : Hola y Adiós (bueno Hello y Ciao). Este mensaje debería viajar entre Francia e India que era la distancia que separaba al emisor de los receptores.
Es decir la comunicación cerebro a cerebro fue mediada por ordenador usando un electroencefalograma conectado a Internet y con la asistencia de la tecnología de la robótica y de la resonancia magnética transcraneal guiada por imágenes.
¿Cómo se hizo? El sujeto emisor pensó en la palabra “Hello”, para transmitirla este lo que hacía era con su actividad mental (pensamientos) mover un círculo en la pantalla que podía decantarse hacia un lado de la misma (para el 0) y hacia el otro (para el 1) hasta formar la palabra deseada en código binario. Esta actividad, convertid al código binario, se introdujo en un email y se envió al destinatario al otro lado del mundo, una vez ahí el otro ordenador descifró el código incluido en el email, luego la transmitió al receptor mediante estimulación craneal no invasiva. Los sujetos recibieron esta información como fosfenos (fenómeno de ver luz sin que ésta realmente esté entrando en el ojo) o flashes de luz en su visión periférica. Es decir el receptor ni vio ni oyó la palabra (el mensaje) pero pudo recibirlo en forma de actividad eléctrica traducida como luces en diferentes partes de su cerebro. El sujeto dependiendo de la parte en la que aparecía el fosfeno podía distinguir entre 1 y 0 y así identificar y diferenciar las palabras “Hola” y “Ciao”.
Las conclusiones
Este es solo un primer paso que abre muchas posibilidades a nuevos experimentos, aunque supongo que vosotros, como yo, os habréis quedado algo decepcionados de que en realidad sea un código binario enviado por ordenador que lee o produce actividad eléctrica (y no algo más cercano a las películas de ciencia ficción). Pero pensadlo, ¿cuántas posibilidades nos abre este experimento? Al fin y al cabo no me parece tan descabellado pensar que el cerebro pueda ser traducido (bueno, sus mensajes) a un código binario, que si bien es simplificado puede ser útil en cuanto a salvar las distancias. Los propios autores saben lo rudimentario de este experimento y el largo camino que queda para un área de estudio como ésta pero sin duda han abierto las puertas para muchos otros descubrimientos.
Fuente: Eurekalert, News.
Imagen: Wikimedia Commons.