Se ha publicado en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine un estudio de grandes dimensiones que ha descubierto que aquellos que consumen frutos secos a diario disminuyen hasta en un 20% la probabilidad de morir por enfermedades cardiovasculares, cáncer y afecciones respiratorias.
Estudios anteriores habían demostrado la relación existente entre comer frutos secos y un menor riesgo de padecer enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, cáncer colorrectal, diverticulitis y cálculos biliares. Pero los beneficios no acaban aquí ya que los frutos secos son capaces también de reducir la inflamación, el estrés oxidativo, los ácidos grasos y la resistencia insulínica.
Ahora, científicos del Instituto del Cáncer Dana-Faber y de la Universidad de Harvard han analizado a cerca de 120.000 personas durante un periodo de 30 años.
“El estudio se ha hecho con gente que no tenía antecedentes de cáncer, enfermedades cardiovasculares o infarto cuando comenzó el ensayo”, señala Ying Bao, autor principal del estudio e investigador en el Hospital Birgham de Boston.
En concreto, el estudio ha englobado a 76.464 mujeres entre 1980 y 2010, y 42.498 hombres entre 1986 a 2010. Ambas cohortes realizaron cada 2-4 años unos cuestionarios sobre sus hábitos alimentarios en los que se les preguntaba, aparte de otros datos, la cantidad de frutos secos que consumían.
Además, los investigadores buscaron las causas de muerte de cada uno de los participantes en los certificados de mortandad de los distintos estados y en el Índice de Mortalidad Nacional, así como de los informes de familiares y autoridades.
El estudio demostró que aquellos que consumían frutos secos estaban más delgados, fumaban menos, usaban suplementos vitamínicos, tomaban más frutas y verduras y bebían menos alcohol. Como cada uno de estos factores reducen el riesgo de mortalidad, los expertos tuvieron que eliminarlos con sofisticadas herramientas estadísticas para hallar la relación existente entre el consumo de frutos secos y el riesgo de mortalidad de manera aislada.
Finalmente, los investigadores consiguieron sus objetivos y encontraron los siguientes datos:
- El consumo de menos de una ración a la semana de frutos secos reducía la mortalidad en un 7%.
- El consumo de una ración a la semana reducía la mortalidad en un 11%.
- El consumo de dos a cuatros raciones a la semana en un 13%.
- El consumo de cinco a seis veces a la semana en un 15%.
- El consumo de siete o más veces a la semana en un 20%.
Por tanto, a medida que incrementamos el número de raciones de frutos secos consumidas a la semana, la mortalidad disminuye paulatinamente hasta alcanzar una reducción del 20% si el consumo es diario.
Cabe destacar que los beneficios reportados no dependen del tipo de fruto seco consumido:
“Tanto el consumo de los de tierra como de los procedentes de árboles tienen efectos similares en la mortalidad”, indica Bao.
En definitiva, ya no hay excusa que valga para no tomarse un puñado de frutos secos al día, siempre y cuando, claro está, no contengan sal, ingrediente que empobrece sobremanera los diversos beneficios de estos alimentos por el incremento del riesgo de padecer hipertensión arterial.
Fuente: Medical News Today