Comer menos o ¿comer y moverse de forma inteligente?

No queda duda de que algo falla. La obesidad afecta en España a más de 6 millones de personas  adultas (17,1%) un 2% más que en 2006, según la Encuesta Europea de Salud 2009. En la edad infantil los datos no son más alentadores, el estudio ALADINO concluye que el  45,2% de los niños entre 6 y 10 años presenta exceso de peso.

Pero no es estrictamente necesario ceñirse a datos oficiales para comprobar que algo no funciona: os animo a que cuando estéis en un centro comercial o en cualquier otro lugar o evento donde podáis ver a bastante gente, contéis mentalmente a cuantas personas les vendría bien perder unos kilos. Es esta una excelente forma de tomar conciencia de la gravedad del asunto, pues nos permite ver la verdadera traducción de esos insulsos datos de los que hablamos.

Sin embargo, como sabéis, esta pandemia ocurre en España pero también en otros países occidentales. En Estados Unidos, país que desde el principio ha lidiado con las mayores cifras de obesidad y sobrepeso, algunos expertos comienzan a darse cuenta de que las estrategias utilizadas hasta ahora para la lucha contra esta enfermedad no están resultando fructíferas.

En este sentido, James O. Hill y colaboradores debaten en un artículo publicado recientemente en la revista Circulation, acerca de si, bien el exceso alimentario, o bien la falta de actividad física son la principal causa de la obesidad. En el artículo se defiende una mayor actividad física de la que actualmente lleva a cabo la mayoría de ciudadanos,  al unísono de una correcta elección de alimentos y bebidas.

Según se comenta, no se puede pretender reducir las tasas de obesidad si nos centramos únicamente en la reducción de la ingesta de alimentos. Esto es debido a que si no aumentamos también el nivel de actividad física los niveles de restricción alimentaria necesarios para evitar un balance energético positivo (calorías consumidas superiores a las utilizadas) serán insostenibles.

El Dr Hill, autor principal del artículo explica:

Lo que realmente estamos hablando es de cambiar el mensaje de” Comer Menos, Moverse Más” a “Moverse Más, Comer Inteligentemente”

Por su parte John Peters, co-autor y colaborador del artículo expone que:

Abordar la obesidad requiere prestar atención a la ingesta de alimentos y a la actividad física. Las estrategias que se centran exclusivamente en una u otra no serán adecuadas.

Estas aseveraciones se sustentan en que las personas que tienen un bajo nivel de actividad física suelen tener problemas para lograr un equilibrio energético, ya que constantemente deben vigilar y restringir su ingesta de alimentos para que su consumo no exceda la poca energía que gastan. Además, los autores explican que la restricción de alimentos por sí sola no es efectiva para reducir la obesidad porque a pesar de que la restricción calórica produce una pérdida de peso, este proceso genera un mecanismo de defensa natural del cuerpo para mantener el peso corporal. Esto conduce a una tasa metabólica en reposo más baja y como resultado, el gasto energético después de una pérdida de peso sin apoyo de ejercicio físico puede verse reducido hasta en 480 kcal.

Una dieta equilibrada junto con la práctica habitual de ejercicio físico son los dos pilares inseparables sobre los que centrar los esfuerzos en la lucha contra la prevención del sobrepeso y la obesidad.

Vía| ScienceDaily

Imagen| Lifestyle

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