Aún estamos muy lejos de poder colonizar Marte. Actualmente nuestro mejor “contacto” alli es el Curiosity, un robot diseñado para realizar diferentes experimentos y del cual hemos hablado varias veces en Medciencia. Pero además de la falta de campo magnético, la falta de oxígeno y las temperaturas extremas de Marte, investigadores de la NASA se han puesto a trabajar en un problema más “cotidiano” para los futuros colonizadores de Marte: el sueño.
Marte está más alejado del Sol que la Tierra y dar una vuelta le toma más tiempo, de manera que un día marciano es más largo que un día terrestre. Un día en Marte dura 24 horas y 39 minutos, y el cuerpo humano, lógicamente no esta acostumbrado a ello, lo que provocaría trastornos de sueño.
Si nos encerráramos en una cueva sin contacto con el exterior (un experimento realizado por Michel Siffre en 1962, que estuvo encerrado durante 6 meses), y comprobamos que tiempos estamos dormidos y despiertos, veríamos que tenemos un reloj biológico interno que regula nuestros periodos de sueño. Pero este reloj no esta ajustado con el día terrestre, el día biológico dura un poco más de 24 horas (aproximadamente 12 minutos más) y como se vió en el experimento de la cueva cada “día” Siffre se iba a dormir 12 minutos más tarde. Este error es evitado por nuestro cuerpo ajustando el reloj biológico cada mañana con la luz del sol. En 2006 los científicos descubrieron un nuevo grupo de receptores de luz que existe en los ojos de los mamíferos y que son independientes de los conos y bastones que usamos para ver. Estos fotorreceptores detectan luz azul y son usados para ajustar nuestro reloj biológico con la luz del amanecer. Ya hay estudios que demuestran que la luz artificial de las pantallas de ordenador pueden afectar a nuestro reloj biológico por esta vía. Nuestro cuerpo usa estos mecanismos de ajuste si el día real es mas corto, no si el día real es más largo, como sucede en Marte.
Este problema de sueño es habitual en los astronautas; por ejemplo en la Estación Espacial Internacional sólo hay un periodo de tiempo de 90 minutos entre el amanecer y el anochecer, y las pastillas para dormir son habituales allí arriba.
También las personas ciegas suelen presentar problemas de sueño, ya que no tienen este mecanismo de ajuste lumínico de hecho, según el investigador Steven Lockey de la Escuela Médica de Harvard, las personas ciegas se adaptarían mejor al entorno marciano por tener un reloj biológico más cercano al que se necesitaría para vivir en Marte.
En un artículo reciente de la revista Sleep, Lockey y varios compañeros detallan los diferentes experimentos que han probado para reprogramar nuestros relojes biológicos. La clave es la combinación apropiada de cafeína, luz y pastillas.
Para sus pruebas, el equipo estudió en 2006 a los miembros de la misión Mars Phoenix mientras operaban un módulo de aterrizaje en el Polo Norte. Para activar los fotorreceptores y controlar el reloj biológico usaron lamparas de luz azul que se encendían cada doce horas siguiendo el ciclo de luz solar terrestre y posteriormente fueron desplazando el horario de encendido de la lampara hasta retrasarlo dos horas, forzando un efecto similar al jet-lag cuando se viaja.
Para monitorizar el cansancio de los miembros, les pusieron rastreadores de movimiento y de luz, comprobaron los resultados de las simulaciones de aterrizaje (si están cansados tendrán peor nota) y se midieron niveles de metabolitos que indican el ritmo sueño/vigilia (o ritmo circadiano) en sangre y orina. También debían indicar si estaban cansados antes de las sesiones para ser sustituidos (algo importante en un caso de aterrizaje real) y les enseñaron medidas de higiene de sueño para poder dormir mejor.
Al final del experimento un 73% de los astronautas consiguieron sincronizarse con el día marciano. Dormían una media de seis horas diarias, pero se mostraban menos fatigados y más alerta que la gente no sincronizada con Marte.
Más que ayudar a los astronautas a dormir bien el verdadero objetivo de la sincronización horaria con Marte es evitar accidentes. Se dedica mucho tiempo a planificar las comunicaciones, los instrumentos y la tecnología para llevar al hombre hasta allí, pero se está olvidando el factor humano. Evitar la fatiga puede mejorar el rendimiento y el estilo de vida de los astronautas, algo útil en una colonización de Marte.
Fuente| Popular Science
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