¿Cómo fabricar plastilina magnética?

¿Recordáis cuando de pequeños pasábamos las horas muertas jugando con plastilina? Podíamos construir edificios enormes, vehículos de todo tipo, apetitosas tartas, preciosos árboles o, como hacía yo, dedicarnos a hacer churritos sin ningún interés artístico, por el simple placer de pringarnos las manos. En esa época creíamos que había una grandísima variedad de plastilinas: en taco grande, en taco pequeño, roja, negra, verde, marrón… Jamás se nos hubiese pasado por la cabeza que los niños del futuro pudiesen jugar con una mejor, porque los niños del futuro viajarían con sus trajecitos plateados en coches voladores, pero jugarían con la misma plastilina que nosotros, faltaría más. Sin embargo, hoy en día existe una plastilina mucho mejor que aquella, la plastilina magnética.

¿Qué es la plastilina magnética?

La plastilina o masilla magnética es una variante de las conocidas como “plastilinas inteligentes”, diferentes respecto a las convencionales debido a que no se secan ni se enganchan, son inodoras y se pueden mojar. Algunas también pueden cambiar de color o producir fluorescencia, mientras que la magnética, como su propio nombre indica, es capaz de atraer objetos metálicos, como si de un imán se tratara. Además, incluso puede compactarse y mantenerse por sí misma en una superficie vertical.

Para que veáis mejor sus efectos os dejo este vídeo en el que, entre otras cosas,  la plastilina “engulle”, literalmente,  un pequeño imán.

¿Cómo podemos conseguirla?

Aunque esta plastilina se puede comprar cada vez en más sitios, el inventor Michael Saurus ideó una manera casera de obtenerla, de modo que; además de disfrutar jugando con ella, también podemos disfrutar fabricándola.  Para ello necesitaréis las siguientes herramientas y materiales:

  • Guantes desechables
  • Mascarilla desechable
  • Área de trabajo desechable (un plato de plástico, por ejemplo)
  • Plastilina de cualquier color
  • Polvo de óxido de hierro negro (se trata de la sustancia que le confiere el poder magnético. Lo podéis encontrar en tiendas especializadas de productos químicos y manualidades o en Amazon)

Para empezar, es importante comprobar que la zona de trabajo está bien ventilada. El polvo de óxido de hierro es muy fino y se puede inhalar con facilidad, así que no se os ocurra prescindir de la mascarilla. Ni qué decir tiene, que tampoco debéis dejar a los niños manipularlo.

Cuando estéis listos, sacad la plastilina del envase, apretadla un poco con las manos para calentarla y extendedla sobre la superficie de trabajo, como si fuese una sábana.

A continuación, pasaremos a añadir el óxido de hierro. Para unos 24 gramos de plastilina utilizaremos una cucharada de polvo. Si deseamos aumentar el magnetismo, añadiremos más cantidad. Depositaremos el polvo sobre la plastilina con mucho cuidado e inmediatamente cerraremos el recipiente para evitar escapes.

Por último, cerraremos la sábana de plastilina sobre el óxido depositado y lo masajearemos cuidadosamente para evitar inhalarlo. Seguiremos masajeando durante 3 o 4 minutos y poco a poco veremos como la plastilina pierde su color y se vuelve completamente negra.

Y ya está, la plastilina está lista para atraer todas las llaves que tengáis en casa (eso sí, cuando os acerquéis a ellas).

Cuando éramos pequeños no imaginábamos que los niños del futuro podrían jugar con una plastilina tan chula; pero como adultos del presente, nos merecemos jugar con ella.

 Fuente: Instructables

Imagen: Flickr

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