En la Universidad de Brigham un grupo de científicos expertos en dinámica de fluidos se reúnen en torno a un grifo para tratar de encontrar una solución a un problema típicamente masculino: ¿Cómo se puede orinar sin salpicar una gota?.
Durante años la ciencia ha estudiado el proceso de orinar desde diferentes enfoques. Sabemos que cualquier animal de más de 5 kg orina durante aproximadamente 21 segundos, ya sean elefantes, perros o humanos, debido a que existe un equilibrio natural entre el grosor de la uretra y el tamaño de la vejiga. Algo más bizarro ha sido la creación de baterías eléctricas que funcionan con orina y que permiten hasta cargar un móvil. Pero pensando en problemas que han afectado al género masculino en algún momento de su vida al ir al servicio: ¿cómo podemos orinar y evitar las salpicaduras antihigiénicas que pueden saltar fuera del inodoro?
Este ha sido el objetivo de Randy Hurd y su equipo, que crearon el Splash Lab, un laboratorio dedicado a estudiar maneras de reducir los patrones de salpicaduras. La dinámica de fluidos es una rama de la ciencia encargada de estudiar el extraño comportamiento de los líquidos. Dentro de esta rama se ha descrito la inestabilidad Plateu-Rayleigh, causante de nuestras salpicaduras. Este fenómeno describe la descomposición en gotas de cualquier líquido en caída libre. Cuando la orina golpea la porcelana del inodoro ya está en forma de gotas, que rebotan dispersándose. Esta dispersión depende de la velocidad del chorro inicial y del ángulo de choque contra la superficie.
Sabiendo esto el problema de las salpicaduras simplemente es un problema de ángulo: ¿pero cuál es el ángulo correcto? Para descubrirlo en el Splash Lab crearon con una impresora 3D una réplica de una uretra humana (tiene forma de cilindro de 8 cm de diámetro y actúa como una tubería) y realizaron experimentos en diferentes superficies y ángulos. Las microsalpicaduras eran analizadas con cámaras de alta velocidad, usadas para grabar vídeos a cámara lenta gracias al gran número de tomas que hacen al segundo. Por si tenéis la duda, hacer experimentos “de campo” no es muy fiable, ya que no es reproducible y es bastante antihigiénico.
Volviendo al tema, la mejor estrategia para orinar es apuntar a la porcelana en un ángulo menor de 90 grados. De esta manera las moléculas del líquido no se desvían tanto de su trayectoria y pueden bajar pegadas a la porcelana. Si orinamos de forma perpendicular a la porcelana la salpicadura es máxima, al igual que si se orina directamente hacia el agua.
De hecho, las personas que mejor han adoptado costumbres para salpicar poco son las mujeres. Al orinar sentado nos situamos en un ángulo adecuado, y además se orina más lentamente que erguido, ambos factores hacen que la salpicadura sea menor.
Aunque parezca un estudio aparentemente inútil, realmente las salpicaduras de orina son un problema de higiene grave. Aumentan la proliferación de bacterias a nuestro alrededor, además de provocar ese olor característico en muchos baños públicos. Conocer la hidrodinámica del orinar permitiría diseñar inodoros especiales que evitasen este problema y se pudiera situar en lugares sanitarios como hospitales. ¡Orinar sin salpicar es importante para tu salud!
Fuente | Science Daily