La manera en la que nuestro cerebro presta atención a una cosa u otra sigue siendo todo un misterio. No somos cámaras donde simplemente cambiando de enfoque empezamos a prestar atención a una cosa u otra, ¿o si? La selección de un rostro u objeto determinado entre una multitud es compleja, ya que implica memoria visual y luego mantener la imagen de lo que buscamos durante la misma exploración. Pero ahora por fin tenemos una explicación, ya que se ha identificado el circuito cerebral responsable de este “enfoque cerebral”.
El circuito cerebral responsable de la atención
Según un nuevo estudio a cargo de los neurocientíficos del MIT, una parte de la corteza prefrontal (conocida como unión frontal inferior o FIP) sería la responsable de que nuestro cerebro sea capaz de lograr este nivel de atención precisa centrada en las caras u otros objetos, ya que dicha área controlaría el procesamiento visual y lo ajustaría para reconocer una categoría especifica de objetos.
Este tipo de atención, llamada atención basada en objetos, consiste en centrarse en lo que está pasando en un lugar determinado. De momento no es muy conocida por los científicos, a diferencia de la atención espacial, pero estos nuevos hallazgos sugieren que ambos tipos de atención tendrían mecanismos cerebrales similares, según comenta Robert Desimone, profesor de neurociencia y director del Instituto McGobern del MIT para la Investigación del Cerebro:
“Las interacciones son sorprendentemente similares a las observadas en la atención espacial. Parece que se trata de un proceso paralelo que implica diferentes áreas”
En el estudio se detectó que la FIP se coordina con el área fusiforme facial o FFA, la cual tiene como función procesar las caras, y con una región llamada zona local del hipocampo o PPA, responsable de interpretar la información sobre lugares. Anteriormente se conocía la implicación de la FIP en la memoria de trabajo, la cual nos permite recoger y coordinar la información para llevar a cabo alguna tarea (como recordar un número de teléfono y marcarlo, por ejemplo).
El estudio cerebral del control de la atención basada en objetos
Para este estudio se utilizó la magnetoencefalografía (MEG) para escanear a los voluntarios mientras atendían a unas serie de imágenes superpuestas de rostros y casas. A diferencia de la resonancia magnética funcional (fMRI) donde se mide la actividad cerebral, en este caso la MEG puede revelar el momento preciso de la actividad neuronal con hasta una milésima de segundo de precisión.
Así pues, se presentaron los flujos superpuestos a dos ritmos diferentes (2 imágenes por segundo y 1,5 imágenes por segundo), pudiendo identificar así las regiones cerebrales en respuesta a estos estímulos visuales. A cada sujeto se le dijo que prestara atención a cualquiera de los rostros o de las casas, ya que ambos se encontraban en el mismo lugar y el cerebro no podría utilizar la información espacial para distinguirlos (debería usar la atención a objetos).
Si los individuos buscaban caras, la actividad de la FFA y la FIP se sincronizaban, lo que sugiere que se comunican entre sí. Pero si se les decía que se fijaran en las casas, la FIP se sincronizaba con la PPA. Podéis verlo en el siguiente vídeo:
Finalmente, también se detectó que la comunicación iniciada en la FIP y la actividad hacia otras áreas tardaba 20 milésimas de segundo, por lo que se cree que FIP es la responsable de detectar la idea del objeto y posteriormente busca la zona correcta del cerebro para acabar de buscarlo.
Actualmente el laboratorio de Desimone está investigando cómo el cerebro cambia su enfoque entre diferentes tipos de estímulos sensoriales, como la visión y la audición, además de estudiar si sería posible entrenar a las personas para enfocar mejor su atención mediante el control de las interacciones del cerebro implicadas en este proceso.
Vía | MIT News.