¿Cómo te manipulan las maquinas tragaperras? – Medciencia

Trompetas, acordeones, aplausos o una colección de notas musicales alegres y algo estridentes. Son algunos de los sonidos que produce una máquina tragaperras cuando ganas una pequeña cantidad de dinero, aunque sean 30 céntimos después de gastar varios euros durante una hora. En cambio, si pierdes la ronda las luces únicamente parpadean un poco y normalmente no hay ningún sonido asociado con la pérdida.

Estos sonidos no están de adorno en la máquina, fomentan la ludopatía y animan al jugador a gastarse más dinero. Para entender los motivos dejemos las máquinas tragaperras y adentrémonos en el mundo de Iván Pávlov y el reflejo condicionado.

La mayoría de animales son capaces de asociar un estímulo a una futura consecuencia, aunque no haya una asociación real entre ambos. El primer y más famoso experimento de este tipo fue realizado por un psicólogo llamado Iván Pávlov con un grupo de perros. Describió este fenómeno agitando una campanilla antes de dar de comer a sus perros, desde entonces cada vez que agitaba la campanilla los perros empezaban a salivar de forma supuestamente insconsciente. Acabó ganando el Premio Nobel en 1904 por su descubrimiento.

El reflejo condicionado es un proceso primitivo y muy unido al funcionamiento de nuestras neuronas, tanto es así que realmente no se necesita un cerebro muy estructurado para que se produzca. El neurocientífico Eric Kandel estudió los mecanismos de la memoria con experimentos en los cuales una “liebre de mar” o Aplysia punctata asociaba una corriente de aire con una pequeña descarga eléctrica. Este animal era ideal para estudiar el sistema nervioso debido a su simpleza, ya que tiene menos neuronas que un animal mamífero.

Pero volvamos a las máquinas tragaperras. Sus creadores están interesados en que gastes todo tu dinero a cambio de una ligera (y manipulada) probabilidad de ganar parte de lo perdido. Para convencerte de que juegues la música de las tragaperras suena cuando recibes algún dinero asociando ese sonido como “algo bueno” y reforzando la sensación de recompensa. En cambio, perder dinero no tiene ningún efecto en la máquina, no emite ningún sonido de penalización. Todo esto hace que ignoremos fácilmente el hecho de haber perdido dinero. Igual que cuando Pávlov agitaba la campanilla, al sentarnos delante de la maquina nos entrenan para buscar la recompensa a cualquier coste y a ignorar todo lo demás.

En las tragaperras más modernas el sonido de recompensa también suena incluso en otras circunstancias sin ganancia de dinero, como puede ser al ganar bonos para acceder al bote principal, o al realizar múltiples apuestas en diferentes ranuras (aumenta las posibilidades de llevarte premio pero a cambio de una apuesta de dinero mayor). El sonido acaba recompensando estrategias de riesgo precisamente por ser beneficiosas para la máquina.

Estas son las conclusiones de un nuevo estudio realizado por la Universidad de Waterloo en el que ofrecieron a un grupo de voluntarios jugar con máquinas tragaperras, advirtiendo que tanto el dinero que ganaran o decidieran no jugar seria suyo tras el experimento. Para cada grupo de voluntarios la maquina tenia diferentes modificaciones técnicas, como tener silenciado el sonido o no iluminarse las luces externas. De todos los factores comprobaron que el sonido era el más importante factor que afectaba al juego: silenciar el sonido de recompensa disminuía los gastos realizados por los jugadores, apostaban cantidades menores y realizaban menos estrategias de riesgo.

Las máquinas tragaperras son pequeños artefactos de manipulación, capaces de afectar al ser humano que se sienta delante. No es de extrañar que exista gente especialmente susceptible que desarrolle el trastorno de la ludopatía. Quizá para luchar contra la ludopatía lo mejor sea quitar el sonido a las maquinas en el bar, pero no creo que se pueda, el servicio técnico vendrá en dos días a repararla. Realmente les sale rentable.

Fuente e imágenes | Popular Science

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